- Redacción
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- 2010-05-01 00:00:00
Lo que bebe Tauro: Vinos en bodega 20 abril-20 mayo Trabajadores tenaces, amantes celosos, amigos generosos y encantados de reunirse con los suyos, los Tauro suelen ser aficionados a la mesa y, aún más, a la cocina. Para desarrollar ese talante de anfitriones se muestran más pragmáticos que caprichosos a la hora de seleccionar los vinos. Por un lado, atienden a las preferencias de sus invitados y por otro a la mejor relación calidad-precio y a las ofertas del mercado. Por eso gustan de comprar el vino en la propia bodega. Y cuando trabajan en ella, son un seguro de buenos resultados, ya que su esfuerzo es inagotable y pueden aplicarlo por igual a las labores manuales que al diseño del vino o a la comunicación comercial. Emprendedores e imaginativos, nada los arredra y, aunque no son temerarios, son tercos como toros embistiendo. Capaces de elaborar dos vendimias al año, una en cada hemisferio, y, si alguien los reta, capaces también de bebérselas. Lo que bebe Géminis Vinos alegres 21 mayo-21 junio La doble personalidad de los gemelos de Géminis podría producir complejas contradicciones; sin embargo, su encanto, inteligencia y elegancia natos los hace más bien adaptables, versátiles. Apasionados por la novedad y el conocimiento, son catadores abiertos a vinos de procedencias insólitas, de variedades experimentales y técnicas vanguardistas, pero, eso sí, después de la prueba son críticos rigurosos. Por suerte, con su labia de tertulianos expondrán su opinión certera en un lenguaje tan florido como correcto, de modo que nadie salga herido. Y gracias a esa característica, en el mundo del vino, se les puede encontrar en funciones comerciales que les permiten aparecer en ámbitos variopintos y hacer gala de su brillantez dialéctica, tan convincente. Adoran los regalos y, en materia de vino, nada mejor que un mágnum con un derroche de burbujas. Con su impaciencia infantil, nada de vinos de guarda. Lo que bebe Cáncer: Vinos con sentimiento 22 junio-23 julio Aunque un tanto lunáticos, contradictorios y proclives a los altibajos, los Cáncer coinciden en un sentimentalismo, a veces incluso exacerbado y en su talante hogareño. La casa es su refugio, el museo de su memoria, pero también el escenario de sus reuniones con la familia y los amigos, el centro de sus fiestas. Además, Cáncer domina en el organismo la zona del estómago, de ahí que cultiven pasión por la cocina y generalmente con buen gusto y buena mano. Y para disfrutarla y lucirla derrochan también cuidado y conocimiento de los vinos. En su bodega no faltarán marcas que acunan sus recuerdos infantiles, las copas con las que celebraban sus padres y sus abuelos, y al lado las referencias modernas excepcionales, grandes vinos que fichan en su abultado libro de cata, bien sean compradas con rigor o recibidas como regalo, ya que quienes les rodean conocen perfectamente su afición.