- Redacción
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- 2017-07-07 09:52:00
Ante todo mucha calma. Que no cunda el pánico. Se trata de una teoría no comprobada pero... la sangría podría no ser un invento español. Así, como suena. De entrada, más de un lector habrá tenido que sentarse, si no lo estaba, por haber sufrido un repentino vahído, pero tranquilos, todo tiene su explicación.
P ara determinar el origen de nuestra entrañable y popular sangría hay casi tantas teorías como formas existen de prepararla. Una de esas teorías sostiene que la mezcla de vino y frutos, cítricos sobre todo, sería un invento británico. Fue un sacerdote, el padre Esteban Torres, quien en su Diccionario del Castellano publicado en 1778 explicaba que la sangría es una "bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América". Su nombre, aseguran, provendría de la palabra inglesa sangaree, inspirada en nuestro vocablo sangre por su color y, dicen, por el fogoso carácter español.
Todo habría comenzado allá por 1700, cuando unos marineros ingleses llegados a las Antillas eludieron la prohibición de consumir alcohol disfrazando su inseparable ron con miel, especias y frutas tropicales haciéndolo pasar por un inocente jugo de frutas variadas.
De hecho, durante el siglo xviii, la sangría que se consumía en muchas de nuestras antiguas colonias americanas era conocida como limonada de vino y su consumo no se generalizó en la Península hasta la mitad del siglo xix cuando, aseguran, agricultores y campesinos españoles y portugueses la preparaban con lo que más a mano tenían en el campo, vino y trozos de las frutas estacionales que cultivaban en cada zona.
Esta primigenia elaboración ibérica es la que, con infinidad de variedades, ha perdurado hasta hoy y llevó en 2014 al Parlamento Europeo a aprobar que el término sangría quede reservado en exclusiva para el vino aromatizado con fruta elaborado en España y Portugal garantizando de esta forma el origen de esta bebida que hoy incluso se comercializa embotellada con una calidad extraordinaria.
Como queda dicho, y es bien sabido, la variedad de formas de preparar la sangría es casi infinita. Cada cual la prepara como más le gusta. Hay quien le agrega ron, vermut o brandy; quien añade canela y/o vainilla; gaseosa o refresco de limón o naranja; melocotón, paraguaya, manzana, kiwi, piña, plátano, fresa...; y quien la hace con vino tinto, blanco, rosado, espumoso o sidra; pero en cualquier caso siempre hay dos aspectos que se deben mantener inalterables. En primer lugar, dejar reposar la mezcla para que la fruta marine bien con el vino y, en segundo lugar, y sobre todo, hacerla con todo el cariño y la ilusión de compartirla con quien más apetezca.
Tinto de verano
Un elemento, este último, fundamental y que siempre debe estar presente en el otro gran clásico del caluroso periodo estival, nuestro irrenunciable tinto de verano, cuyo nombre al nacer, en los años 20 y 30 del pasado siglo, era el de Vargas, denominación por la que aún es conocido en muchas partes de Andalucía, especialmente en Córdoba, como explica Manuel Cobos, autor de Historia de la hostelería de Córdoba. Es precisamente en Córdoba donde en los primeros años del siglo xx encontramos la famosísima Venta Vargas, regentada por Federico Vargas en la entonces carretera del Brillante, hoy Avenida de la Arruzafa. Era uno de los locales más famosos de su época. Allí se disfrutaban espectáculos de cante y baile e incluso tenía una pequeña plaza de toros anexa. La fama de aquella venta fue tal que su nombre dio título en 1959 a la película Venta de Vargas, protagonizada nada menos que por Lola Flores.
Fue el propio Vargas quien tuvo la idea de mezclar vino de Valdepeñas, muy popular entonces en Andalucía, y gaseosa para rebajarlo y combatir el calor de los meses de verano, y su entusiasta clientela, fiel a la popular venta, la que bautizó la combinación como Vargas.
Pero como en casi todo, existe otra versión del origen de su nombre según la cual Vargas vendría de la fusión de val y gas: valgas, a la que el acento andaluz habría hecho perder la L para convertirla en una R: vargas. ¿Y por qué val-gas? La respuesta estaría en la fusión de las tres primeras letras del popularísimo y tradicional vino de Val-depeñas con las tres primeras de Gas-eosa, los dos elementos fundamentales de esta bebida a la que hoy en día hay quien también añade limón e incluso un toquecito de vermut.
La tremenda popularidad del tinto de verano ha llevado a varias compañías a distribuir la bebida ya envasada en botellas, latas y brick, pero, en cualquier caso, la fórmula más común apunta a utilizar un buen tinto y gaseosa o refresco a partes iguales, siempre con abundante hielo, una rodajita de limón y un poquito de vermut. A partir de ahí, la imaginación y los gustos de cada cual pueden permitir añadir una rodajita de naranja e incluso pedacitos de melocotón, fresa... El caso es disfrutar, y hacerlo cómo más apetezca a cada cual, de nuestro entrañable tinto de verano.
Frizzantes
Burbujas de moda, muy finas y ligeras y eminentemente veraniegas son las de los vinos frizzantes o vinos de aguja en italiano. De hecho, en italiano frizzante significa gaseoso. Son los frizzantes jóvenes, de fácil beber y baja graduación alcohólica, de entre 5 y 10 grados, que están triunfando en todo el mundo e invitan a disfrutar tranquilamente del verano.
Se trata de una bebida sin crianza, ligera, un poco dulzona y picante, y con un toque de gas carbónico, que procede de su fermentación y pueden ser tanto tintos como blancos y rosados así como secos, semisecos o dulces.
En definitiva, los frizzantes, que siempre se deben beber fríos, son una de las opciones más refrescantes para estos meses y, además de armonizar a la perfección con cualquier plato, tienen también, normalmente un precio apto para cualquier bolsillo.
¡REFRÉSCATE!
MAR & SOL
Elaborada con diferentes variedades de uva, concretamente Garnacha y Cariñena, se fabrica a través de un proceso de doble microfiltrado que la hace muy fresca y aromática.
LA TABERNA DE MARIGÜELO
Es una sangría refrescante con el sabor tradicional y el color y la textura de siempre, que invita a acompañarla con frutas como el melocotón y los cítricos.
LOLAILO BIO
Estupenda sangría artesanal y 100% ecológica elaborada con uvas Tempranillo de cultivo ecológico, naranjas valencianas, limones mediterráneos, además de hierbas y especias.
BORRIQUITO
Sangría de un rojo rubí intenso con aroma afrutado de naranja y limón, y sabor dulce y especiado con una muy buena estructura y un final largo.
LA FRESQUITA ZURRA
Elaborada a partir de Tempranillo, es una sangría perfectamente equilibrada con ligeros toques cítricos mediterráneos, frutos rojos, especias orientales, canela y vainilla.
QUECA
Una sangría 100% natural que recuerda a la más tradicional mezcla de vinos y frutas que le transmite un carácter creativo y espontáneo.
POMPITA
Es esta una sangría blanca superior muy equilibrada y sofisticada elaborada con vino de uva Macabeo en la que destacan sus aromas cítricos. Un spritz ligero le confiere elevación.
LOLEA
Sangría de elaboración artesana y limitada producción anual realizada con una combinación muy equilibrada de vino y fruta con un toque frizzante.
IGLUP ROSÉ
Un trago fresco de uva Garnacha con ligeras burbujas y solo un 4,8% de alcohol natural, sin gluten, ni colorantes ni conservantes que conviene tomar muy frío.
FRISSÉ
Un blanco frizzante que es una auténtica explosión de frutas cítricas con notas de limón y maracuyá. De color amarillo brillante es ligero, agradable y muy refrescante.
SOPIÉ
Frizzante elaborado con uva Chardonnay y coloración azul natural, muy aromático en nariz, destacando la manza verde, pera, cítricos, frutas tropicales y aromas florales.
K-NAIA
Es este un muy agradable frizzante con una graduación de 5,5% que presenta una chispeante acidez, así como una delicada dulzura.