- Redacción
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- 2018-04-05 14:05:00
Entre pucheros de día de lluvia, frituras de un mar fresco y el el aroma de una huerta recién nacida en una tierra de desierto, Almería teje un recetario multicultural que la hace única.
Q uien haya puesto los pies en las arenas desérticas de Almería, quien se haya dejado llevar por las mareas azules de un Mediterráneo hipnótico, quien haya lidiado con los vientos caprichosos de una costa abierta al mundo sabrá que este trocito de Andalucía tan lejos de tanto y tan cerca de todo no es normal. ¡Y con suerte!
Si se mira al horizonte desde la costa almeriense se atisban las curvas de un Marruecos vecino, la puerta de entrada del mundo árabe, fuerte influencia culinaria en las raíces de un recetario que apuesta por lo que da la tierra, lo que regala el mar. Las vecinas Granada y Murcia intercambian con la Almería de puchero en días de lluvia y platillos de tapeo en las horas de sol las tradiciones que llegan del corazón árido castellano y de las tierras andaluzas. Almería se airea con el frescor procedente de Sierra Nevada y con la brisa salina de su Mediterráneo. Posee tres Parques Naturales, cinco Parajes Naturales y dos Reservas Naturales. Su alacena está repleta de autenticidad, de productos con sabor y de maneras de vivir la cocina sin dobles, como dicta la tradición. Almería es tierra de guiso, de plancha y de espectaculares frituras; de tradiciones generacionales y de innovaciones que buscan la modernidad en la propia tierra. Almería es oro de aceite y perlas de sal. Quien indaga en su cultura encuentra un cruce multicultural que la hace única entre todos los recetarios gastronómicos de nuestro país.
Por esto, no es de extrañar que la pasada edición de FITUR (enero 2018 en Madrid) se hubiera creado una pequeña revolución donde las palmas en alto de personalidades de la política almeriense, famosos actores, escritores e influencers del momento, el presidente de la Real Academia de la Gastronomía (Rafael Ansón) y chefs con estrella Michelin aclamaban: “Almería, capital gastronómica de 2019”.
Ser capital de la gastronomía en España es realmente un título que, año tras año, nos está mostrando la riqueza gastronómica de nuestro país. Este año, 2018, León rinde los honores de ser la protagonista culinaria española. Quien quiera puede acercarse a la capital castellana y descubrir, a través de un programa de actividades culturales, el porqué de su título. Y 2019, ¿será el año de Almería? Sin duda, razones no faltan para que así sea:
Por un lado, y posiblemente bajo la sorpresa de muchos, Almería tiene que tener su lugar dorado dentro de la gastronomía nacional gracias a su huerta. ¿Quién pensaría que en la aridez de un desierto de mar podría habitar una tierra fértil? Dicen que en Almería se vive la eterna primavera. Muchos de sus huertos sirven de I+D para análisis de las diferentes variedades. Sus horas de sol la colocan entre uno de los principales lugares en Europa con más horas de luz y, por ello, en sus campos de labranza es habitual encontrar un huerto siempre vivo y actual. Es tierra de tomates, de pimientos, pepinos, berenjenas, melones, calabacines, judías verdes, lechugas, sandías… Eterna huerta, paraíso de la horticultura ecológica a nivel europeo.
Por otro lado, por un mar Mediterráneo que dota a la provincia de una riqueza sin igual. Son muy famosas las gambas de Garrucha o ese calamar que preparan al aceite, como en ningún otro lugar; es mar de salmonetes, de brótolas, de chopitos, de gallinetas, de gallos o de esos ahora superpopulares y sabrosísimos loritos. Su costa es un ir y venir de pescadores, tradición de mar que se mantiene viva y que llena Almería de un cariz de autenticidad y sabor tradicional único. El mar se saborea a la plancha o frito, envuelto en salsas de tomate natural o en escabechados para sobrevivir a los días de viento.
La riqueza de la cocina de Almería, tan sencilla y compleja a la vez, se muestra cada día en un arte de la tapa de temporada. es decir, que nuevamente, lo que nos da la tierra o el mar es lo que se expresa en un platillo para compartir: sublime la carne en salsa, el tabernero, la aguja a la plancha, las migas con sardinillas, los gurullos... Pero esta cocina humilde se codea con la que se cuece en los estrellas Michelin de la provincia.
Cuando nos preguntamos a qué sabe el paraíso, solo nos queda una respuesta. El paraíso, si sabe a algo, es a Almería.