- Redacción
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- 2018-10-16 00:00:00
En este vivo y apacible territorio se produce el 80% de la producción nacional de sidra, una bebida refrescante y deliciosa que levanta pasiones en todo el mundo (se exporta a más de 50 países)
S i la legendaria isla de Ávalon –la Isla de las Manzanas de la mitología celta– tuviera que reencarnarse en cualquier otro enclave, seguro que las nueve reinas hadas que la gobernaban habrían trasladado sus tronos a Asturias, con ese hipnótico aroma a manzanas crujientes. En el Paraíso Natural los manzanos no dan frutos todo el año, pero la variedad y calidad de ellos es extraordinaria: más de 500 variedades diferentes de manzana, ¡la mitad de las que existen en el mundo! De ellas, 76 están admitidas en la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias, y de la fermentación alcohólica total o parcial de su mosto se obtiene la bebida que mejor representa la esencia del territorio astur.
La DOP Sidra de Asturias, que acaba de cumplir 15 años, está atravesando una de las mejores épocas de su Historia: se prevé que en esta cosecha se elaboren más de cuatro millones de botellas, su presencia en las cartas de los mejores restaurantes es una de las tendencias de la temporada y cada vez está más cerca de convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Los consumidores aprecian el valor añadido de un distintivo que apuesta por la sostenibilidad, el paisaje y el producto autóctono, y que garantiza que la calidad de la sidra sea excepcional.
Este trago delicioso y delicado tarda en elaborarse al menos seis meses, y tiene propiedades muy saludables: la sidra es antioxidante, antiinflamatoria, ayuda a reducir el colesterol, previene las enfermedades cardiovasculares... ¡y es baja en calorías!
Los tres tipos de sidra natural que ampara la DOP son la tradicional, la filtrada (o de nueva expresión) y la espumosa. La sidra natural tradicional se consume habitualmente en las sidrerías, y en Asturias se pueden encontrar más de 500. Para reconocer el esfuerzo de los establecimientos que mejor la escancian y cuidan los detalles se ha creado la marca de calidad Sidrerías de Asturias: lugares que defienden la singularidad de un producto único en el mundo ligado a un curioso ritual ancestral. Lo más divertido es compartirla, ¡y beberse el culín de un trago!
La sidra natural filtrada (o de nueva expresión) no necesita escanciarse y es más intensa en aromas frutales, florales y vegetales que la tradicional, muy ligera y fresca.
La sidra natural espumosa es sometida a un proceso de segunda fermentación en botella o en depósitos de acero inoxidable durante el que aparece el carbónico de forma natural –endógena–. Es de las más apreciadas a la hora de armonizar los suculentos platos de la región (quesos, fabada, arroz con pitu de caleya, pixín...), aunque las tres comparten ese sabor refrescante y ácido que juguetea en el paladar y despierta los sentidos.
Otra modalidad de sidra que está causando sensación es la evocadora sidra de hielo, que se obtiene con la fermentación total o parcial del mosto de manzanas congeladas –crioextracción–, del mosto congelado de manzana
–crioconcentración– o mediante la recolección manual de las manzanas maduras congeladas en el árbol.
Donde duerme la sidra... En los llagares se produce la sidra artesanalmente, y es una visita imprescindible para los sidreros de corazón: se sorprenderán con los imponentes toneles, la amabilidad y generosidad de los llagareros, el cuidado proceso de elaboración, las divertidas "espichas"...