- Redacción
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- 2018-11-08 00:00:00
Curiosear, redescubrir, respetar la tradición y ofrecerla a las generaciones venideras. Este es el santo y seña de los tres hermanos Sanz que nos presentan estas dos novedades llenas de historia y sabor.
E ste equipo de hermanos perfectamente equilibrado en cuestión de talento están poco a poco revitalizando el entorno vitícola de La Seca. Su apuesta se basa en trabajar codo con codo con la naturaleza para enriquecerla mientras ella les regala el fruto con el que elaborar vinos tocados con el sabor de la tradición. Este es el sabor que podemos encontrar si descorchamos estas dos nuevas creaciones. La primera, llamada Sobrenatural, es un blanco de guarda vestido con una delicada etiqueta ilustrada con la mansa figura de un burro. Llena nuestros sentidos de aromas y sabores procedentes de la naturaleza. Es como rendirle un homenaje sellando una alianza entre el origen y el futuro. Elaborado con Verdeja, un clon antiguo con el que se han injertado todas las plantas de la propiedad. Es un vino natural, sin adición de sulfuroso, presentado en rama, que ha pasado la friolera de 36 meses en barrica tomando la sabiduría que da el tiempo de reposo y recogimiento. Degustarlo es entrar en otra dimensión. La frescura frutal y la comedida intervención de la barrica es casi mágica. Es como si sobre el vino no hubieran pasado los cuatro años desde que vendimiaran las uvas. Una delicia de únicamente 600 botellas que hay que saborear con detenimiento.
La segunda novedad es si cabe más sorprendente. Se llama Adorado y procede de una solera de 1967 de Verdejo y Palomino fermentada y criada en roble americano. Una época aquella en la que las herramientas utilizadas, las manos, eran más austeras, pero tenían la capacidad de sentir lo que estaban tocando. Al principio, estuvo bajo un delicado velo de flor, dejando paso a una crianza oxidativa que se prolongó hasta el año 2005. Se ha lanzado una primera saca de 1.500 botellas mágnum en rama. La idea es reactivar el sistema de criaderas y solera en las instalaciones primigenias de La Seca de 1820. Se harán sacas anuales para dar vida a un vino que ha estado durmiendo durante todos estos años. Los aromas son toda una declaración de intenciones de lo que después encontraremos en el paladar. Es intenso, con una gran paleta de notas que van desde los aromas de nuez hasta los ahumados, pasando por los de fruta escarchada, cera de panal o especias. En boca despliega un volumen y una complejidad excepcionales. Es sápido, largo y muy expresivo. Adorado es el vino del abuelo, del padre, de los hijos... De los Sanz. De esa familia de inconformistas que adoran el vino.