- Antonio Candelas
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- 2019-12-03 00:00:00
Tomás Postigo, uno de los referentes en la enología de Ribera del Duero, ha liderado el primer proyecto de crianza de vino en barricas de 'Quercus pyrenaica', especie autóctona de la Península.
Rebollo, así es como llaman al roble que puebla los bosques de la Península –Quercus pyrenaica–, en especial los de Castilla y León. De él se obtiene una madera diferente a la de las especies francesas y americanas que ha sido objeto de estudio por parte del Centro de Investigación Forestal (CIFOR), perteneciente al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). En este estudio se ha valorado la aptitud de su madera para la crianza de vinos. Una aptitud que no solo depende de la especie botánica, sino que entran en juego factores fundamentales como las condiciones edafológicas, la gestión de la masa forestal o el trabajo de la madera, referido al corte y a su posterior tostado.
La principal conclusión del estudio es la idoneidad del Quercus pyrenaica para su utilización con fines enológicos. Es cierto que habría que ahondar en las labores que se deben acometer en el bosque peninsular para la obtención de una madera de mayor calidad y aumentar la eficiencia del aprovechamiento de los troncos. Aun así, la realidad es que estamos ante una oportunidad sostenible y acertada en lo económico de la que se beneficiará nuestro bosque y la población rural de sus alrededores.
En estos estudios, una vez que todas las investigaciones arrojan luz en una dirección, el siguiente paso es confirmar las hipótesis con experiencias. Eso es lo que Tomás Postigo, una de las personas con más autoridad en la Ribera del Duero, ha hecho con el último vino que ha sacado al mercado. Se llama precisamente Rebollo, es de la añada 2014 y tiene un corazón de Tempranillo en el que Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec dejan alguna pincelada. La crianza ha durado 13 meses en barricas de Quercus pyrenaica. El resultado no puede ser más prometedor. Estamos ante un vino que aún destila juventud y es muy educado en sus formas. Los matices de la barrica no cobran gran protagonismo y se aprecia una evolución más pausada que con otros tipos de madera. Es como si hubiésemos encontrado el elixir de la eterna juventud del vino. Habrá que ver cómo se va comportando, pero hoy ya impresiona. Solo se han elaborado 1.300 botellas en formato mágnum a un precio aproximado de 98 euros. Merece la pena hacerse con alguna.