- Laura López Altares, Antonio Candelas
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- 2020-11-04 00:00:00
La extraordinaria diversidad de la D.O.P. Cebreros –ubicada al sureste de Ávila– ha desembocado en una reciente modificación del Pliego de Condiciones que apuesta por preservar el origen y el singular carácter de sus vinos. Marcados por los suelos graníticos de la Sierra de Gredos y una Garnacha casi centenaria que ofrece una insólita variedad de matices –en función de la altitud, la orientación o el clima del viñedo en el que habita–, llevan a la copa la mineralidad y expresividad de una tierra salvaje y magnética, llena de energía. Su tesoro vinícola, olvidado y recuperado, provoca el asombro constante.
La personalidad del territorio: sabiduría y expresividad
La potente identidad de estas tierras de origen granítico, cuyas viñas superan los cincuenta años de edad, dio lugar a la creación de la D.O.P. Cebreros en 2017, la más joven de España. Ubicada al sureste de Ávila, extiende sus 450 hectáreas de viñedo –un 85% de Garnacha Tinta, un 10% de Albillo Real y un 5% repartido entre Garnacha Tintorera y Tempranillo– a lo largo de 35 municipios marcados por la omnipresente Sierra de Gredos (con altitudes entre los 700 y los 2.000 metros), la serpenteante presencia de los ríos Alberche y Tiétar, y un clima mediterráneo con influencia continental, de inviernos cortos y fríos y largos veranos, aunque con microclimas en determinadas subzonas.
Hay testimonios escritos de los siglos XIV y XV en los que se destacaba la importancia económica del viñedo en el territorio, aunque el desarrollo más importante se dio durante los siglos XVI y XVII. Con el tiempo, muchos viñedos fueron abandonados. Por suerte hay quien supo ver, rescatar y recuperar el tesoro de Cebreros, esas garnachas olvidadas que beben del granito y se encaraman a las considerables alturas de Gredos. El carácter diferenciador de sus vinos procede en gran medida de la baja productividad de estas plantas –unas 1.600 cepas por hectárea–, que aseguran una alta calidad de la uva y una interesante concentración aromática. Son muy vivos, elegantes y carnosos, con aromas a frutos rojos, fragantes recuerdos a bosque mediterráneo y una atractiva mineralidad.
La Albillo Real es la otra variedad reina de Cebreros. Su cepa es poco vigorosa y productiva (se somete a largas podas para aumentar su productividad y reducir los daños por las heladas primaverales), con una pulpa blanda y jugosa. Los expresivos blancos elaborados con ella tienen notas herbáceas, frutales y amieladas, y un ligero retrogusto amargo.
Modificaciones en la Denominación de Origen
La diversidad de altitudes, suelos, paisajes, orientaciones y microclimas de un territorio en el que cada viñedo es prácticamente único ha desembocado en una reciente modificación del Pliego de Condiciones de la D.O.P. Cebreros que apuesta por el origen de sus vinos y preserva el carácter de la viña.
Desde el mes de septiembre, se incluyen en el etiquetado las nuevas unidades geográficas "Sierra de Gredos" (sus viñedos se sitúan en altos parajes de municipios como Cebreros, El Tiemblo, Navaluenga o Navatalgordo), "Valle del Alberche" (donde predominan los suelos graníticos con algunas pequeñas zonas de pizarra), "Valle del Tiétar" (la parte más húmeda de la Denominación) y "Valle de Iruelas" (en el límite oriental de la Sierra de Gredos, con viñas que rozan el Embalse de El Burguillo), además de "Vino de Pueblo", una división al estilo de la Borgoña francesa que se aplica cuando al menos un 85% de las uvas con las que se ha elaborado el vino proceden de la unidad geográfica en cuestión.
También han admitido nuevos formatos de envase más sostenibles como el bag in box, que reduce considerablemente la huella de carbono.
La tercera de estas modificaciones tiene que ver con la acidez, que ha disminuido en todas las variedades de uva debido a un aumento de las temperaturas medias y un descenso de la pluviometría. Esta variación es más acusada en los vinos con crianzas largas, y por eso se ha reducido la acidez total en tintos y rosados envejecidos más de 12 meses en barrica de 4,5 g/l a 4 g/l, y en los blancos envejecidos durante más de 6 meses de 4 g/l a 3,5 g/l.
En la vendimia de 2020 se han recolectado 837.373 kilos de uva, un 20% más que en 2019.