- Antonio Candelas
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- 2020-12-04 00:00:00
Después de toda una vida dedicada al vino, llega un momento en el que la deuda de agradecimiento te invita a devolver a la tierra tanta dicha en forma de sincero tributo. Lalomba es el mejor homenaje que Ramón Bilbao podía hacer a su querida Rioja.
Los grandes homenajes, aquellos que se brindan con infinito cariño, llevan tiempo, mucha preparación para no dejar escapar ningún detalle y sobre todo una innegociable pasión para construir algo que deje huella. Esta receta es la que ha seguido Ramón Bilbao hasta crear Lalomba, un proyecto que centra todo su interés en sacar lo mejor de parcelas muy concretas a los pies de Monte Yerga (Rioja Oriental) y en pueblos de la Rioja Alta como Villalba. Aunque Rodolfo Bastida, como director general de Ramón Bilbao y gran conocedor del viñedo riojano, ha revisado cada paso dado hasta que el proyecto ha visto la luz, han sido Rosana Lisa y Alberto Saldón, codirectores del proyecto, los que han definido con exquisita pulcritud las líneas de los tres vinos: Finca Lalinde, un rosado luminoso; Finca Ladero, el carácter más genuino de la Rioja Oriental; y Finca Valhonta, la delicada complejidad de una finca con un ecosistema muy diverso.
Paisaje y nada más
Existe una obsesión casi enfermiza en los elaboradores de plasmar la pureza de la tierra en sus vinos. Esta bendita obsesión es la que nos hace transportarnos a un lugar con tan solo oler una copa de vino. Y en esa línea se ha trabajado en Lalomba desde que se adquirió el viñedo de Monte Yerga en 2014. No solo se han aplicado técnicas de poda muy concretas que mejoran la circulación de la savia a través del tronco de la vid o se han evitado intervenciones analizando multitud de parámetros meteorológicos que adelantan la llegada de posibles enfermedades o mediante lucha biológica. Además de estos cuidados y muchos otros que afectan al punto óptimo de maduración de la uva, se han puesto en marcha estudios para mantener y enriquecer la vida del suelo. Aquella que no se ve, pero sí se percibe en el vino. Un trabajo casi quirúrgico en campo que si no se mantiene en bodega de poco sirve. Por eso las instalaciones construidas al lado de la de bodega de Ramón Bilbao, aparte de ser estéticamente bellísimas, se han dotado con todo lo necesario para que ese paisaje no se vea modificado en ningún momento. Para ello han elegido unos depósitos de hormigón procedentes de Italia sin ningún tipo de recubrimiento interno. De esta manera, se unen la porosidad del material y su carácter inerte, dos socios ideales para respetar esa pureza tan deseada.
Vinos que cautivan
Quien debe hablar en estos casos es siempre el vino. Todas las horas dedicadas a encontrar cada una de las piezas del gran puzle de Lalomba han de merecer la pena si sus elaboraciones son capaces de emocionar, de transmitir el concepto que los ideólogos tenían en sus mentes antes incluso de encontrar las viñas. De los tres vinos parcelarios que conforman hasta la fecha Lalomba, el rosado Finca Lalinde fue el primero en llegar a nuestras copas con la añada 2015. Hoy, en su añada 2019, es un vino fresco, muy gastronómico, con un equilibrio virtuoso entre la estructura, la sensación envolvente y la acidez. Las uvas proceden de una ladera de Monte Yerga a 520 metros de altitud, muy ventilada y con un suelo rocoso en superficie que hace que la uva madure paulatinamente. El 10% de Viura que acompaña a la Garnacha aporta chispa y matices en el conjunto aromático. Sin movernos de Monte Yerga, encontramos Finca Ladero, que da nombre al siguiente vino. Es una viña plantada en 1989 a una altitud de 720 metros donde la Tempranillo (80%) y la Garnacha (20%) juegan sus bazas para llegar a la vendimia en su punto. El 2016 es un vino opulento, consistente, sin perder de vista la acidez y todos los matices que lo envuelven que tienen que ver con la hierba de monte y una fruta negra jugosa.
Por último, Finca Valhonta 2017. Nos movemos a Villalba (Rioja Alta). La viña, plantada en vaso en el año 2000, está en una ladera sur de Sierra Cantabria. La particularidad del vino es el carácter floral que expresa la Tempranillo. Sorprende su tensión y frescura. Es delicado y probablemente sea uno de los más singulares de aquella zona, quizás porque en esos estudios realizados donde han determinado la vida microscópica de sus suelos han encontrado la mayor diversidad de microorganismos. Y es que dicen que la excelencia está en los pequeños detalles, esos que ponen la guinda a un homenaje más que merecido.
Lalomba
Avenida de Santo Domingo, 34. 26200 Haro (La Rioja)
www.bodegasramonbilbao.es/lalomba
Tel. 941 310 316