- Laura López Altares
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- 2020-12-04 00:00:00
Bodega Sierra Almagrera es un proyecto pionero que desafía las condiciones extremas de Burjulú (Almería): allí las viñas crecen rodeadas de inmensas piedras, olivos, naranjos y aloe vera en un paraje espectacular que se refleja en unos vinos exclusivos y muy personales.
En este mundo tan insanamente cuerdo (aunque tal vez menos cuerdo que nunca), dinamitar lo convencional suena a bella insolencia, suena a valor. Eso es exactamente lo que se propuso José Miguel García al crear su proyecto vinícola: "Buscaba un sitio muy diferente donde no se hiciera vino, el reto absoluto". En los noventa, cuando regresó de Australia, hizo una promesa a un amigo: haría vino en su propia bodega con sus propias vides. Y no un vino "fácil", sino "un gran vino complicado, retador". Entonces, el valle de Cuevas del Almanzora –a los pies de la Sierra Almagrera almeriense, con sus antiguas minas de plata y hierro– y José Miguel se encontraron "casi por casualidad" y, aunque todo el mundo le decía que era imposible hacer vinos en mitad del desierto, confió en su instinto: "Me lo decía gente con bastante autoridad (enólogos y viticultores muy importantes), pero yo recordaba mis experiencias en Australia. Al haber vivido allí y haber visto bodegas en zonas desérticas y en situaciones mucho más complejas que la propia Almería, yo no lo vi tan imposible".
Lo curioso es que en aquel lugar inhóspito y desafiante, los fenicios ya habían plantado vides 3.000 años atrás. Ahora, Bodegas Sierra Almagrera ha recuperado aquella milenaria tradición vinícola, y tras quince años de trabajo se ha convertido en la única que hace vinos en ese salvaje desierto con aromas salinos.
Viñas en la Luna
Porque a la aridez de la zona se une una amenazante cercanía al mar: "¡Esa combinación es veneno puro para las viñas!". Pero la Sierra Almagrera las abriga, creando un singular microclima que se potencia aún más con esas terrazas gigantescas de piedras que han creado para arropar a las cepas. José Miguel nos explica que también trajeron tierra de Huercal-Overa para nutrirlas, muy mineral, y plantaron aloe –con el que se elabora una línea de productos alimenticios y cremas de una calidad excepcional, Green Frog Aloe– y casi 5.000 naranjos y olivos centenarios para atraer la humedad.
Domingo Haro, el maestro bodeguero del proyecto, "es casi una leyenda en Burjulú", según José Miguel, y quien mejor conoce este territorio extremo y las plantas del lugar, sobre las que aplica las técnicas que aprendió de su abuelo: "La gente aquí es dura y fuerte, con un corazón tremendo, y muy emprendedores. Les encanta el proyecto porque está en el alma de ellos, en el ADN de la zona".
El enólogo Ignacio Figueroa es otra parte imprescindible en la intrépida Bodega Sierra Almagrera: "Un fantástico profesional que alucina con este proyecto porque se tiene que olvidar de todo lo que sabe, ¡es otro mundo!", comenta José Miguel García divertido. "Hemos tenido que aprender de cero, por eso decimos que es un proyecto pionero e inolvidable. No hay reglas, todo hay que inventarlo". Como destaca este ingeniero de telecomunicaciones –uno de los grandes pioneros de la fibra óptica en Europa–, "hay zonas en Almería de película. Es como plantar en la Luna. Y no solo por el terreno, también por la soledad".
Sabores retadores
Soledad lunar que le ha llevado a conseguir su sueño vinícola: un proyecto personal y atrevido que le está dando muchas alegrías. Su vino Caballo Blanco, muy valorado por la crítica, se sirve en algunos de los mejores restaurantes de España (Soy Kitchen, Rubaiyat, Urrechu, en el recién desaparecido –pero eterno– Zalacaín, etc.)... ¡y hasta el mismísimo Clint Eastwood quiere probarlo!
Nosotros hemos sido más rápidos que Clint, y ya hemos catado las añadas de 2016 y 2017. Elaborado con Tempranillo, Syrah, Monastrell y Garnacha de tres pequeñas fincas –situadas en Laujar, Antas y Burjulú–, es un vino profundo, sedoso y elegante, con mucha personalidad y matices: tiene mucha fruta negra, especias dulces y una crianza que aporta detalles ahumados, de vainilla y cacao. Su perfil goloso recorre todo el paladar, dejando notas de regaliz y de tomillo. En la añada de 2016, más fresca, se acentúa esa parte silvestre, y hasta se perciben sensaciones salinas que nos hablan de su origen.
También catamos Sierra Almagrera 2017, donde el juego de notas de fruta negra madura con los detalles de hierbas de monte predominan en un conjunto arropado por una madera bien elegida.
"Es un proyecto muy pionero, diferente y loco, yo creo que esa es la esencia de la zona. ¡Bienvenida la locura!", concluye José Miguel. Y promete una sorpresa muy curiosa que anunciará pronto...
Bodega Sierra Almagrera
Paraje de las Cuatro Higueras - Burjulú
04619 Cuevas del Almanzora (Almería)
www.bodegasierraalmagrera.com
Tel. 910 712 713