- Diana Fuego
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- 2021-02-01 00:00:00
Fiel al auténtico estilo de Rioja desde sus centenarios orígenes, la icónica marca de Bodegas Bilbaínas apuesta por el encanto de la tradición, y ha elegido al carismático actor Pedro Alonso para protagonizar su última campaña "Llámame clásico".
Algunos elementos (ya sean personas, comidas, lugares, objetos, películas o vinos) son tan poderosos y evocadores que, pase el tiempo que pase, jamás pierden su atractivo. Es más, se vuelven cada vez más deseables, tanto que acaban convirtiéndose en eternos.
Viña Pomal, estandarte de Bodegas Bilbaínas y uno de los grandes emblemas de Rioja, forma parte de ese privilegiado grupo que escribe (y reescribe) la Historia, logrando adaptarse a los nuevos tiempos sin perder un ápice de su esencia original. La primera botella de esta icónica marca vio la luz en 1908; pero 113 años después, en este huracanado 2021, su capacidad de seducción se mantiene intacta. Quizá esa apuesta actualizada por la tradición sea la clave de su imperecedero encanto, que incluso ha hecho sucumbir a uno de los villanos más queridos de la pequeña pantalla: Pedro Alonso, conocido en todo el mundo por interpretar al exquisitamente perverso Berlín de La Casa de Papel (la serie española más aclamada de Netflix no necesita presentaciones).
El carismático actor gallego ha sido el elegido para protagonizar la nueva campaña Llámame Clásico, "que pone en valor el potencial eterno de lo clásico y el papel de Viña Pomal como gran vino de calidad, de trayectoria centenaria e implacable en la región riojana", según explican desde Bodegas Bilbaínas.
Flamante embajador
La popular campaña, que se puso en marcha por primera vez en 2014, aúna los valores de esta elegante marca que, como indican desde la bodega centenaria, "encaja a la perfección con la tendencia del consumidor actual que busca recuperar los orígenes y las costumbres clásicas en un contexto de tradiciones renovadas". Además, destacan que "recuperar lo auténtico, lo clásico, son tendencias que no sólo van en auge, sino que en muchos casos se consideran modernas y actuales, o incluso trascienden a aspiracionales".
El texto que acompaña el lema de la campaña lo resume de una forma muy elocuente: "Que te llamen clásico es un orgullo, las cosas como son. Un clásico tiene un encanto especial. Por eso resiste el paso del tiempo y siempre está de moda". Y Pedro Alonso defiende con pasión esta filosofía: "Un clásico es aquel capaz de hacer parar el tiempo y Viña Pomal es definitivamente un vino que lo consigue manteniéndose fiel a la esencia de la tierra de La Rioja: refrescante, equilibrada, templada, madura, chispeante y con un punto de electricidad en el corazón que a mí me encanta". Al final del vídeo promocional Los clásicos de Pedro Alonso, el actor llega a un clímax de lo más inspirador en el que se rinde a la seducción de Viña Pomal: "Ese valor por lo bien hecho si además tiene alma y conmueve, pues quién no aspira a eso".
Emblema de Rioja Alta
La realidad es que Viña Pomal representa a la perfección la tradición vitivinícola de Rioja Alta. Desde hace más de cien años, Bodegas Bilbaínas –una de las diez bodegas pioneras y más antiguas de La Rioja, fundada en 1901 en el mítico Barrio de la Estación de Haro– ha elaborado sus vinos buscando la excelencia, dando protagonismo al terroir de Haro, a sus viñedos únicos (es la mayor propietaria de viñedo del municipio riojano, 250 hectáreas que rodean la bodega al estilo de los châteaux franceses).
Viña Pomal es una de sus creaciones más excepcionales, "siempre fiel al estilo clásico del auténtico Rioja desde sus orígenes". Precisamente uno de los vinos de la emblemática marca, Viña Pomal Crianza 2017, recibió un doble reconocimiento en la última edición del prestigioso certamen internacional Mundus Vini: la medalla de oro y la calificación de Best of Show Rioja in retail markets, que lo consideró como el mejor Rioja del año.
Como detallan desde Bodegas Bilbaínas, "este vino monovarietal de Tempranillo se caracteriza por una vinificación tradicional: tras el despalillado y estrujado, tiene lugar la fermentación alcohólica. La maceración total es de dos semanas, buscando una estructura de vinos suaves, agradables y con gran intensidad frutal. Por último, pasa doce meses en barricas de roble americano y un mínimo de seis meses en botella para completar su expresión".