- Redacción
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- 2021-07-02 00:00:00
Carlos Fernández Gómez cuida tanto su tierra que quiere que se refleje en sus vinos. Lo consigue con Bodegas Tierra y Creaciones Exeo, dos proyectos que comparten raíces y que han llamado la atención del Master of Wine Tim Atkin, que lo ha reconocido como viticultor del año en la D.O.Ca. Rioja.
A veces, las raíces de las cepas que se hunden en la tierra buscando su alimento se entrelazan con las raíces familiares de quienes, generación tras generación, han habitado esa misma tierra que han sabido convertir también en su pasión y sustento. Es el caso de Carlos Fernández Gómez, cuyos antepasados siempre han vivido en Labastida (Álava) y sus alrededores, rodeados de cuevas y viñedos. Su abuelo, que ya elaboraba vino, fue uno de los fundadores de Solagüen (la bodega cooperativa de Labastida) en 1964, en la que permanecieron hasta 1988 cuando su padre, Fidel Fernández Gibaja, decidió dejar la cooperativa y volver a elaborar en la bodega familiar en el barrio judío de la localidad: una construcción compuesta por cuatro casas bajo las que se encuentra un curioso y divertido entramado de cuatro cuevas diferentes de entre los años 1400-1500, un excelente espacio para el reposo de 500 barricas de diferentes tipos de roble con las mismas condiciones de humedad y temperatura de manera natural durante todo el año.
Allí, Carlos Fernández Gómez gestiona Bodegas Tierra y Creaciones Exeo, dos proyectos diferentes cuyas raíces también se entrelazan en torno a una idea, a una forma de entender lo que debe ser un vino: "Queremos que al beber uno de nuestros vinos te traslade al lugar de donde procede, sus paisajes, sus gentes y, sobre todo, sus viñedos. Por eso ponemos todo nuestro empeño en conservar al máximo la calidad de nuestra materia prima, la viña, y de su fruto". Un esfuerzo que a Carlos le ha valido este año nada más y nada menos que el reconocimiento como viticultor del año de la D.O.Ca. Rioja por parte del prestigioso Master of Wine Tim Atkin en su Rioja 2021 Special Report.
La tierra, el origen
La meta de cada año es la vendimia, pues "lo que no hagamos en el campo ya no lo conseguiremos en bodega". Pero para llegar a la meta hay que recorrer un camino que aquí tiene siempre el mismo punto de partida: la tierra, 24 hectáreas de viñedo propio (algunas de las cuales pasan de los cien años), otras seis hectáreas alquiladas y dos minuciosos productores de Labastida y de San Vicente de la Sonsierra. Sobre todo hay Tempranillo, pero también Garnacha (tinta y blanca), Viura, Graciano y una maravillosa Malvasía plantada en su parcela más antigua.
Al abrigo de la sierra de Toloño, trabajan el viñedo respetando las estructuras de los suelos de su comarca y la identidad que adquiere cada variedad en cada parcela –"el secreto está en saber combinar suelo, orientación y variedad"– y se decantan por un cultivo limpio y sin pesticidas, buscando la mayor franqueza, intensidad y pureza. Porque la tierra y sus frutos son lo más importante. Por eso hay que cuidarla, mimarla. Por eso en el tiempo de la brotación incluso protegen las viñas de las heladas con el calor de las velas de parafina. Y por eso, si el tiempo lo permite, la vendimia es lenta, tranquila. Se recolecta a mano en cajas pequeñas (de 15 kilos) preservando la integridad de las uvas para que sean capaces de transmitir su carácter, sus viñedos y sus suelos al vino después de su obligado paso por la bodega, donde el viaje de la uva se sigue cuidando con el mismo cariño que ponen en el campo; por ejemplo, trabajando con tanques o huevos de hormigón para respetar al máximo las cualidades del fruto y lograr grandes vinos que reflejan su entorno.
Y lo consiguen. No hay más que pasear, copa en mano, por algunas de sus elaboraciones para comprobarlo. En Bodegas Tierra encontramos Fernández Gómez, elaborado mediante el métoco tradicional de maceración carbónica y fermentado en depósitos de hormigón; El Belisario, que nace en un viñedo centenario, es la Tempranillo de la Rioja Alavesa en estado puro; esa delicia blanca llamada Tulonio cuya uva entera ha macerado en huevo porcelánico; los elegantes Tierra Fidel, blanco y tinto; o La Abuela Visi, cuyas notas de plantas aromáticas nos trasladan a la Sierra de Cantabria.
Ejemplo de carácter riojano son las creaciones de Exeo: la desbordante juventud con un sutil toque de madera de Letras Minúsculas; la mineralidad de la Garnacha atlántica en el tinto Cifras; o los toques salinos de Cifras blanco, elaborado con Garnacha Blanca.
Son las raíces bien asentadas de proyectos con mucho futuro y sin duda reflejo del lugar del que proceden… la tierra.
Bodegas Tierra
Calle El Olmo, 16. 01330 Labastida (Álava)
www.tierrayvino.com / Tel. 945 331 257
Creaciones Exeo
Costanilla El Hospital. 01330 Labastida (Álava)
www.bodegasexeo.com / Tel. 945 331 230