- Diana Fuego
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- 2021-11-02 00:00:00
Astobiza fue la primera bodega que apostó por el potencial de guarda de este sugerente vino –y por su crianza en huevos de hormigón–, que expresa todo su carácter, magnetismo y pureza en la extraordinaria línea de Aged Wines.
En el pequeño pueblo de Okondo, en la verde y magnética frontera entre Vizcaya y Álava, se forjó una nueva forma de entender el txakoli, ese vino de monte y espuma que cambió de vida en Astobiza. Porque allí se utilizaron por primera vez los huevos de hormigón en su elaboración y supieron leer su extraordinario potencial de guarda, al que reverencian en una superlativa línea de aged wines.
Resguardada de la niebla, los vientos del norte y las heladas invernales, la Finca Astobiza disfruta del singular microclima del Valle de Ayala, que dota a sus viñas de un carácter irrepetible. Pero fue la valiente visión de Jon Zubeldia, gerente de la bodega, la que dio ese maravilloso giro que las haría casi eternas: "Nosotros llevábamos desde 2008 elaborando Astobiza y un vino que llamábamos también Malkoa –lágrima, en euskera–, con un trabajo de seis meses en inoxidable. Funcionaba muy bien, pero decidimos buscar la manera de ganar en potencial de guarda sin utilizar la madera, ya que tenemos buena acidez y pH bajo".
Con estas condiciones, tenían claro que querían preservar toda la expresión y pureza del terroir y de la variedad Ondarrabi Zuri, así que apostaron por la crianza en un material que hasta entonces no se había utilizado en la zona: el hormigón.
Camino pionero
La carismática enóloga Ana Martín, que comenzó a trabajar en el proyecto cuando se inició, cuenta que en 2014 el viñedo ya estaba en un gran momento, habían visto que en Rías Baixas el hormigón daba muy buenos resultados en la crianza del Albariño con sus lías, y se les ocurrió la idea: "¿Por qué no lo probamos aquí?", recuerda divertida. "Valoramos comprar un huevo de hormigón que habíamos oído que daba un poco más de estructura al vino, más volumen en boca y esas notas minerales o salinas; entonces, apostamos por un huevito de 600 litros y nos encantó el resultado", añade Zubeldia.
Después de esta prueba experimental, se animaron y compraron un huevo de 1.700 litros (al que con el tiempo se unirían otros seis) para aumentar la producción: "La idea era hacer un vino de guarda", explica Martín, "y con Jon da gusto porque es supercreativo, innovador, él mismo te anima a hacer cada vez más cosas".
Y así, en 2015, fue como nació el nuevo y definitivo Malkoa, con 23 meses de crianza en lías y otros tres años en botella. Jon Zubeldia cuenta que fue Ana Martín quien pensó en hacer algo todavía más diferente: criar el vino en los huevos de hormigón usando dobles lías (las de su cosecha y lías añadidas de la cosecha siguiente, que aportan más complejidad).
Un trío desafiante
El excepcional Malkoa, con esa deliciosa complejidad tejida por mil y un matices –especiados, balsámicos, cítricos, de flores silvestres...–, es la raíz de la línea de Aged Wines de Astobiza, formada por tres vinos exclusivos: Malkoa, Malkoa Colección Privada y Astobiza Vendimia Tardía. Sus cosechas salen al mercado entre cuatro y seis años después de la vendimia, todos ellos pertenecen a la D.O.P Arabako Txakolina y están reconocidos por Grandes Pagos de España –porque sus uvas proceden exclusivamente de pequeñas parcelas de la Finca Astobiza–. Y, como apunta Zubeldia, "en los tres vinos prima el clima del año para decidir si se hacen o no se hacen, y los tres son edición limitada".
Con Malkoa Colección Privada fueron un paso más allá, y tras la crianza de 23 meses en depósito de hormigón con sus lías, el vino pasa cuatro meses en barricas de roble francés grandes y usadas: "Es más complejo, tiene un poquito más de volumen y más especiados, y en nariz se aprecian notas de barrica muy sutiles", señala Ana Martín.
En Astobiza Vendimia Tardía, que se elabora con Izkiriota Handia –una variedad autóctona de racimos más pequeños, con la uva más suelta y la piel más gruesa que aguanta mejor la botrytis y permite vendimiar más tarde–, el perfil aromático cambia y cautiva con recuerdos a higos, miel, membrillo...
"A mí me encanta trabajar en Astobiza porque no acabas en la rutina nunca, siempre estamos probando cosas... ¡yo nunca había hecho un vermut en mi vida!", dice Martín. De momento, la siguiente sorpresa ya está en marcha: la posibilidad de disfrutar en 2023 de las seis añadas que han empezado a escribir la historia de Malkoa (2015-2020).
Astobiza
Bº Jandiola, 16. 01409, Okondo (Álava)
www.astobiza.es
Tel. 607 400 321