- Redacción
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- 2022-10-31 00:00:00
Bodegas Riojanas es un proyecto familiar que acumula 132 años de experiencia con vocación innovadora sin perder de vista el punto de origen: el viñedo, principio y fin de una historia de éxito en constante evolución.
Hay 13 bodegas centenarias en Rioja. Así, en frío, el dato puede impresionarnos. O quizá no, porque en estos tiempos en los que el bombardeo de cifras es constante muchas veces no terminamos de hacernos a la idea de su magnitud. Vamos a ponerlo en perspectiva con una simple pregunta: ¿cuántos de nosotros sabemos qué hacían nuestros ancestros en 1890, es decir, hace nada menos que 132 años? Casi ninguno podríamos responder. Pero no es el caso de la familia Frías-Artacho, que sabe que estaban inaugurando la recién construida Bodegas Riojanas animados por el éxito de su vino en la Exposición Universal de Barcelona en 1889. También saben que la tradición vinícola de la familia se remonta al menos otro siglo, como nos recuerda la puerta de piedra que en 1799 permitía el acceso a los viñedos familiares y que hoy se conserva en la entrada de la bodega de Cenicero.
Innovar desde la tradición
¿Y cómo se mantiene una empresa durante 132 años en constante crecimiento? Las empresas familiares tienen una vocación de permanencia, de transcendencia, de legado. Y es precisamente esa voluntad de permanencia la que hace que sean empresas innovadoras, porque no hay empresa que dure 100 años sin innovar o adaptarse a los constantes cambios en cualquier ámbito. Y en Bodegas Riojanas están convencidos de que es la tradición la que les proporciona las herramientas para la innovación.
A priori, podrían parecernos conceptos casi opuestos, pero lo podemos entender con un ejemplo. La bodega ha empezado por el origen, es decir, por el viñedo. Controlan 1.700 parcelas que suman 800 hectáreas, 200 propias y el resto de viticultores con los que llevan generaciones trabajando, porque para aplicar la innovación al viñedo lo más importante es conocerlo a la perfección, algo en lo que llevan años trabajando para entender la proyección de cada parcela para sus distintos perfiles de vinos. Una vez cumplido el objetivo se pueden aplicar medidas de innovación con las técnicas más avanzadas: sensores en el suelo que permiten conocer la humedad del ambiente y del suelo, mediciones de viento, análisis de los suelos para prevenir plagas y optimizar la calidad de la uva. Incluso fotografía por satélite para controlar la superficie foliar y anticipar el momento óptimo de vendimia.
Además, este conocimiento de sus viñedos les permite ser dinámicos para tomar decisiones y buscar nuevos orígenes para mantener su perfil de vinos. Por ejemplo, debido sobre todo al cambio climático han necesitado desplazarse y buscar viñedos con más altitud y más frescura para mantener el estilo de cada marca. En ese proceso han encontrado auténticas joyas, incluso algunos viñedos de más de 120 años que les han permitido lanzar el nuevo proyecto de Monte Real. Se trata de un concepto de Ediciones Limitadas que supone un impulso hacia el futuro de Monte Real y una innovación basada en el valor atemporal del viñedo. Comenzó en 2020 con Monte Real Cuvée, en 2021 se unieron Monte Real Garnacha y Monte Real Tempranillo Blanco, y este año ha llegado Monte Real Cepas Viejas, un vino que traslada el terruño a la copa en un viaje al pasado partiendo de viñedos viejos con una clara visión de futuro como la que soñaba Larrendant, el enólogo que elaboró el primer vino bajo la marca Monte Real: la tradición como herramienta de innovación.
Diseñando el futuro
Esa es hoy la labor de Bodegas Riojanas: seguir construyendo y aportando valor a su herencia más preciada: sus marcas. Como en el caso de los vinos Monte Real, que simbolizan la autenticidad y la esencia de esta bodega centenaria y son el reflejo de ese valioso legado familiar que se traslada añada tras añada, generación tras generación. Una herencia que, como ya hemos visto, se mantiene firme pero se va adaptando a los cambios de los nuevos tiempos. Por eso todos los vinos de Monte Real están certificados como Aptos para Veganos. Y también por eso la bodega cumple con las normas IFS (International Featured Standards) o, en línea con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, se centra en el equilibrio entre la sostenibilidad económica, social y medioambiental a largo plazo, por lo que han instalado paneles solares para autoconsumo eléctrico con los que generan el 22% de la energía utilizada en la bodega de Cenicero. Además, están implicados en diferentes acciones, como Proyecto Paraje –Caracterización agroclimática, microbiológico y enológica de "viñedos de paraje" de la Rioja Alta– o Sostevin –proyecto de I+D+I para paliar los efectos del cambio climático en bodega y viñedos–. Por si fuera poco, en 2019 crearon la primera Escuela de Viticultores para poner en valor el trabajo de los viticultores en la calidad de los vinos. Se celebran ponencias, debates y actividades para dar a conocer los nuevos retos de la viticultura y aportar soluciones innovadoras a los problemas de los viticultores. Porque, como dice una de las máximas de la bodega, lo más preciado es compartirlo para que perdure. Redacción
Bodegas Riojanas
Avda. Dr. Ricardo Ruiz Azcárraga, 1.
26350 Cenicero (La Rioja)
www.bodegasriojanas.com
Tel. 941 454 050