• Diana Fuego
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• 2023-12-06 00:00:00

Los buenos vinos, como las obras de arte, son el resultado de la expresión cultural de un territorio y su saber hacer. Inimitables, esconden todo un proceso creativo que se inicia incluso antes de la cepa cuando, en la mente del enólogo, empieza a forjarse su idea.

E n una botella de vino se condensan todas las artes juntas: puede ser hipnótica como una canción, provocadora como una pintura, tan viva como una escultura, vibrante como una película, suculenta como una receta o memorable como un poema.
Y, al igual que sucede con estas obras de arte, los buenos vinos llevan dentro la expresión cultural de un territorio y su saber hacer.  Son inimitables y esconden todo un proceso creativo que a veces se inicia incluso antes de que nazca la cepa, cuando la mente del enólogo empieza a imaginar su vino.
En Valencia, la tierra de Sorolla, Berlanga, Paco Plaza o Juan José Millás, el arte se respira a través de una luz infinita y el influjo de un Mediterráneo omnipresente. Y se bebe, trago a trago, en los vinos de la Denominación de Origen Valencia.
Su proceso creativo empieza a dibujarse en los viñedos: 8.376 hectáreas que se extienden desde el Alto Turia –donde se cultiva a 1.100 metros de altitud y la viña convive con campos de almendro y cereal– hasta el Clariano –cuyas montañas se ordenan permitiendo a la brisa marina entrar hasta el interior más profundo–, pasando por las subzonas de Moscatel-Valentino, que embriagan con su olor a miel y azahar.

Refugio de creadores
Conocedores de su terruño, los 2.156 viticultores que se esconden tras esta marca de calidad guían sus vides de forma respetuosa con prácticas sostenibles, ecológicas, biodinámicas, que les permiten expresar a través de sus vinos el carácter de la tierra.
Inspirados por variedades autóctonas blancas como Merseguera, Moscatel, Tortosí o Verdil y tintas como Arcos, Forcallat, Bonicaire o Monastrell, realizan con mimo elaboraciones únicas con el mismo objetivo que tiene un pintor: el de impresionar o deleitar al paladar de quien disfruta su obra, creando blancos frescos, aromáticos, refinados y elegantes; tintos redondos, ampliamente expresivos, potentes y frutales; dulces embriagadores y atractivos o espumosos que aseguran a quien tiene la oportunidad de degustarlos toda una experiencia sensorial.

Manifiesto artístico
En las obras de arte líquidas de la D.O. Valencia, vanguardia y tradición se unen para hacer comprender y entender el territorio y llevarlo a los menús de las mejores casas. Pero estos vinos son imposibles de esculpir sin el talento de una generación de enólogos valencianos que ha llegado para romper moldes, mitos y eliminar antiguos estereotipos, elevando el vino valenciano al más alto nivel, despertando la Sed de Valencia dentro y fuera de nuestras fronteras.
"Los vinos con Denominación de Origen Valencia son la más alta expresión de un territorio que grita Mediterráneo y respira cultura vitivinícola", escriben desde el Consejo Regulador. Y, encontrando fuente de inspiración en la tierra, el camino de esta marca se encuentra irremediablemente unido a la puesta en valor de su origen y la preservación de la riqueza que esconde su tierra. Este es el motivo por el que la Denominación ha aprobado el etiquetado especial que garantizará la aplicación de prácticas sostenibles y clasificará sus vinos según la procedencia de sus uvas, identificando aquellos elaborados en pueblos, parajes, fincas y parcelas con características geológicas y climáticas propias.
Así se distinguirán de otros de su entorno, ofreciendo la firma de autor que reconoce el original, la sensibilidad y el buen hacer de quien crea una obra maestra cuidando al detalle todo el proceso.

C.R.D.O. Valencia
C/ Quart, 22
46001 Valencia (Spain)
Tel. 963 910 096
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