- Antonio Candelas
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- 2024-12-16 00:00:00
Ese noble empeño por deslizar a través del vino mensajes de paisaje es lo que encontramos en Bodegas Carrascas. La pureza mediterránea escrita con versos de hierbas de monte, aleteos de aves y sabiduría de árboles centenarios. Así se describe la bella manera de entender aquí el vino.
Entre el Campo de Montiel y la Sierra de Alcaraz, se encuentra Carrascas, un proyecto vitivinícola singular que combina respeto por el entorno y una clara vocación internacional. Ubicada en torno a los 1.000 metros de altitud, esta finca de 530 hectáreas es un microcosmos de biodiversidad que integra cultivos leñosos (viña, almendro y pistacho) y monte mediterráneo. El clima continental-mediterráneo, con marcadas diferencias térmicas entre el día y la noche, actúa como un factor diferencial que define el perfil único de sus vinos, aportándoles frescura, complejidad y carácter. La familia Payá, impulsora del proyecto, ha convertido este enclave en un lugar donde la naturaleza, la sostenibilidad y la enología dialogan para cautivar a los mercados más exigentes del mundo.
Viticultura cuidadosa
El viñedo, que ocupa 50 hectáreas de la finca, se trabaja con sumo cuidado y máxima precisión. Se han implementado innovadores sistemas de conducción, como el sprawl, que protege los racimos y maximiza la insolación de la vegetación. Este enfoque permite que las uvas alcancen un nivel óptimo de maduración, lo que resulta esencial para crear vinos que reflejen con fidelidad el carácter de aquel hermoso lugar de pinceladas mediterráneas.
Además, el empleo de cubiertas vegetales en el viñedo contribuye al enriquecimiento del suelo y refuerza la asociación entre la cepa, el microclima y el paisaje. Este compromiso con la sostenibilidad subraya la conexión entre las prácticas agrícolas y el respeto por la biodiversidad local, y garantiza que la bodega sea un modelo de equilibrio entre la producción y la conservación del entorno.
La sostenibilidad es un pilar fundamental en Carrascas. La bodega se sirve de estructuras fotovoltaicas que la hacen energéticamente autosuficiente, un logro que refleja su compromiso con la reducción del impacto ambiental. Además, la optimización de los recursos hídricos y el uso de prácticas agrícolas responsables subrayan su enfoque integral hacia la protección del ecosistema, asegurando la armonía entre la actividad vitivinícola y el entorno.
Visión internacional
Aunque el entorno es idílico y está alejado de grandes urbes, el espíritu cosmopolita va impreso en el ADN de Bodegas Carrascas. Ese carácter se manifiesta en la selección de las variedades de uva que cultivan: Chardonnay, Viognier, Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah y Tempranillo. Estas uvas simbolizan el concepto de que las variedades son viajeras y se adaptan a diferentes terruños para expresar lo mejor de sí mismas. Esta filosofía, fundamentada en una visión global, permite a Carrascas posicionar sus vinos con éxito en mercados como Centroeuropa, Estados Unidos, Japón, México y Sudamérica, además de España.
La familia Payá, propietaria del proyecto, y Rafael Veas, director general, han entendido desde el principio que la creación de una marca y una identidad vinícola sólida requieren tiempo y dedicación. Esta visión certera del largo plazo prioriza la identidad y la exclusividad y permite que los vinos lleguen al mercado en su momento óptimo y con un gran potencial de desarrollo que siempre será bien recibido por la crítica y, sobre todo, por el consumidor.
La obtención de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Vino de Pago es uno de los objetivos estratégicos de Bodegas Carrascas. Este reconocimiento –que pondría en valor la exclusividad de su microclima, paisaje e identidad– supone un paso crucial para consolidar aún más el posicionamiento de sus vinos en el mercado internacional. Este proceso refleja el compromiso de la bodega por destacar la singularidad de su terroir y reforzar su prestigio en el mundo vitivinícola.
Otro activo que redondea el estilo de los vinos con la enorme riqueza que emerge del paisaje mediterráneo es el hecho de que los nombres de sus vinos describen escenas de la fauna y la flora del lugar. Cada etiqueta se acompaña de versos que evocan la enorme vida del aquel lugar: Una sombra de ciervo avanza, Al cobijo de una gran sabina, La torpe avutarda descansa y Solo cuando el río calla, el tomillo y el viento bailan. Estas imágenes poéticas no solo embellecen sus botellas, sino que transmiten el profundo vínculo con la naturaleza. Este enfoque literario convierte a los vinos en una experiencia sensorial y emocional que conecta a quien lo disfruta con el esplendor del paisaje que los vio nacer.
Bodegas Carrascas
Ctra. de El Bonillo - Ossa de Montiel, Km. 14
02610 El Bonillo (Albacete)
Tel. 967 965 880
www.carrascas.com