- Redacción
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- 2013-05-01 09:00:00
La denominación de origen vive un momento dulce. Bate récords de ventas y sube en cuota de mercado, pero no todo son luces. ¿Morir de éxito?
Alfonso Guerra declaró en el año 1982: “Vamos a poner a España que no la va a conocer ni la madre que la parió”. Dos años antes se creó la D.O. Rueda, y ahora podría aplicarse la frase a la región.
“Hoy no hay bodega en España que no quiera tener un vino en Rueda”. Así de contundente lo expresa Ramón Bocos, secretario del Consejo Regulador. Y por la cifras oficiales, parece que el estirón que ha experimentado en los últimos años haya provocado dejar atrás su edad adolescente para convertirse en un adulto en proceso de formación.
Con casi 13.000 hectáreas y un crecimiento anual de unas 1.000 hectáreas, en 2012 se recogieron más de 77 millones de kilos de uva. En seis años han duplicado la producción de uva blanca con un claro retroceso de uva tinta. La Verdejo representa el 85% de la superficie del viñedo, Sauvignon Blanc se mantiene en un 5% después del boom de principios de 2000 y Viura, descendiendo, llega a su cuota más baja con 8,5%. La Palomino hizo historia pero ya pasó a la historia, de hecho el reglamento de la D.O. no permite su plantación. Según el último informe Nielsen, la D.O. Rueda se consolida como la tercera denominación española en los canales de Alimentación y Hostelería, en este último solo superada por la D.O.Ca. Rioja. Rueda es líder en consumo de vinos blancos de calidad, con una cuota del 36,2%, un crecimiento del 20,4% y una cuota de exportación del 22%. La apuesta por recuperar la Verdejo como elemento diferencial ha sido todo un éxito.
“Rueda se ha hecho grande y madura, y el mercado lo ha asimilado, más en alimentación y a precio económico”, dice Ramón Bocos. Pero, ¿a costa de qué? Muchos bodegueros aseguran que este crecimiento tan rápido ha deteriorado la imagen de Rueda y ha perjudicado a la zona. Se abre el debate sobre el futuro de Rueda en un escenario tumultuoso donde algunos de sus protagonistas nos cuentan sus impresiones.
De calidades y precios
No hace falta ser muy astuto para darse cuenta de ciertos cambios, y nada mejor que pasearse por un supermercado o frecuentar las barras de una taberna para comprobar la proliferación de marcas y la diversidad de precios. En la D.O. hay unas 60 bodegas adscritas, más de 800 marcas y precios a partir de un euro. Y muchas referencias nuevas a base de porpara, marcas por encargo. Sin duda, el éxito de D.O. Rueda reside en su relación calidad-precio si se compara con otros vinos blancos de su misma gama, algo en lo que están de acuerdo la mayoría de los bodegueros, pero a casi ninguno le salen las cuentas con los precios del vino. Ramón Bocos asegura que “la horquilla de precios será cada vez más grande. El problema de Rueda viene de unos años donde el precio de la uva era alto, se hacen inversiones y se planta por demanda, el problema es cuándo va a ser uno capaz de venderlo, eso conlleva una bajada de precios”.
Francisco Javier Lorenzo, viticultor y bodeguero de Bodegas Ángel Lorenzo Cachazo, piensa que “de todo tiene que haber en el mercado, pero creo que nos perjudica a todos; y además es ilógico, creo que es pan para hoy y hambre para mañana”. Victoria Pariente, propietaria de otra de las bodegas de referencia de la denominación, José Pariente, afirma que “antes Rueda era modélica en precio, ganaban bodegueros y viticultores, ahora se ha desestabilizado. La guerra de precios existe en muchas zonas, aquí hay verdejos muy baratos sin motivo”. Marqués de Riscal, el primer grupo que apostó por la zona en una época en la que apenas se bebía vino blanco, defiende ante todo el trabajo del viticultor; a Luis Hurtado de Amézaga le gustaría “que hubiese una política de precios más respetuosa con el trabajo en el campo, éticamente es reprobable lo que está pasando. Es una visión a corto plazo porque el consumidor pensará que qué estamos haciendo para que pase eso; además, se utiliza Rueda para vender otros vinos”. Ante tal situación, algunas bodegas se desmarcan hacia nuevos rumbos. Inquietos y guerreros, Marco Sanz y sus hermanos, de Bodegas Menade, tienen todos sus viñedos certificados como ecológicos. “Se sabía que esto iba a pasar, aquí todo vale, por eso nos hemos querido desmarcar”, dice Marco. Aunque con solo un vino dentro de la D.O., Ismael Gozalo, socio de Javier Zacagnini en el proyecto Ossian, marca su talante: “No hay que entrar en la dinámica de precios, son las grandes bodegas las que marcan la tendencia de los precios, así que hay que buscar otro segmento”. Conjugar en una sola ecuación calidad, precio e imagen de Rueda. Cristina Bosch, enóloga de Naia, lo resume: “Rueda tiene que ser reconocido por los vinos de calidad y que no solo se quede con la imagen de vinos baratos”.
La expansión de Rueda
En Rueda ha habido menos viticultores que hayan construido bodegas que bodegueros que hayan comprado viñas. El crecimiento de la zona ha venido por viticultores que han invertido en plantar más viña, algunos constructores que han llegado a la zona y, sobre todo, por el aterrizaje de grandes grupos de bodegas. Además, claro está, por un cambio hacia el consumo de vino blanco en España.
Sobre la llegada de grandes empresas, Marta Baquerizo y Didier Belondrade, pionero en la zona por estilo y filosofía, piensa que “sería bueno para el viticultor si le pagasen bien la uva pero no siempre es así, depende de qué bodegas vengan. Por otra parte, es cierto que ellos venden millones de botellas, pero son bodegas elaboradoras de tinto y lo han visto como algo más en su abanico de productos, pero no para desarrollar los vinos blancos de Rueda ni para invertir a largo plazo, excepto Marqués de Riscal, que es el grupo chapeau, lo mejor que le ha podido pasar a Rueda”. Por su parte, Luis Hurtado de Amézaga señala que “el problema es la manera en que está creciendo. El boom ha atraído a inversores no del todo deseables y han entrado especuladores a costa de la pata más débil del sector, que es el viticultor porque en muchos casos se ha comprado uva por debajo de su coste de producción”. Otro de los problemas lo señala Javier Sanz, viticultor de generaciones, cuando dice que “no se ha cuidado la madera de las cepas, ni el terreno ni los kilos, se está plantando en zonas donde antes había regadío, terrenos de remolacha o patata sin cuidar la calidad de la uva. Y también con las subvenciones”. Francisco Javier Lorenzo va más allá: “Cuando todo estaba vendido ya había guerra de precios. El problema aquí son los políticos; todo lo que está en manos de políticos y regulado al final es un desastre, dan subvenciones para plantar, derechos y a veces crean problemas donde no los hay. Lo que sobra es tanta regulación, porque nosotros mismos nos cerramos las puertas. Somos un país sancionador y el vino es reflejo de este país”. Con una visión más global, François Lurton, productor en cinco países y defensor de la Verdejo, opina que “hay demasiadas plantaciones y hay una oferta grande que se cubre, pero hay que parar de plantar para parar la bajada de precios”. Algo que que también preocupa a Victoria Pariente cuando afirma que “las bodegas grandes están en todas las denominaciones, pueden hacerse cargo de los excedentes y eso es bueno, la parte mala quizá es la bajada de precios”.
Otra cuestión, la tipicidad
Las controversias respecto al estilo de los vinos de Rueda está sobre la mesa, al igual que su calificación antes de salir al mercado. De si los vinos están o no cortados por un mismo patrón organoléptico, su expresividad y correspondencia a lo que debería ser cada categoría reglamentada. También la falta de diversidad se debate.
Sobre el nivel de calidad y precio de los vinos de D.O. Rueda, Javier Sanz cree que es excelente “pero el Consejo Regulador tiene que ser más tolerante para poder hacer otras cosas porque está muy encuadrado en hacer siempre lo mismo”. Eulogio Calleja define la Verdejo como “tinto albino” por su interesante estructura en boca y cree que “Rueda se ha tecnificado mucho, se han adocenado, se hacen vinos muy tecnológicos, algo de lo que nosotros huimos”. Ante esta afirmación, que otros bodegueros comparten, Marco Sanz, de Bodegas Menade, ha emprendido una aventura nueva de trabajo en el campo para “cambiar el chip en Rueda buscando la Verdejo en su estado puro porque ahora se hacen vinos muy comerciales. Yo hago lo que me gusta. Respetando la tierra y el medio ambiente, arreglando los suelos, a partir de ahí la uva cambia y el vino también”. La manera de entender la viña de Ismael Gozalo, agricultor a secas, se refleja en sus vinos naturales. Su trabajo se basa en la bioestática más que en la biodinámica: “Una viña tiene capacidad de aprendizaje, tiene efecto memoria y hay que ayudarla. Tenemos que hacer algo mejor con nuestros propios recursos, pero no con químicos”. Parece que tipicidad, normativa y calidad no siempre armonizan. “Tengo muchas dudas de si es algo bueno o malo que haya tanta normativa para regular la elaboración de vinos porque estamos muy encorsetados”, confiesa Francisco Javier Lorenzo. Una cuestión polémica y compleja que camina entre dos aguas y de la que Ramón Bocos tiene su opinión: “Es cierto que hay una homogeneidad en los vinos de Rueda, pero también es una de sus virtudes porque el consumidor sabe lo que va a tomar. Ahora parece que no se ve así y se nos critica por eso. Las bodegas tienen un perfil de vinos que es el que el mercado está pidiendo”.
Quizá sea el momento de reflexionar sobre establecer calidades y dar paso a vinos diferenciados ante la posible lógica del avance en el mercado y cambio en los consumidores de Rueda. Una cuestión que algunos no rechazarían. Victoria Pariente cree que ciertos vinos podrían llevar un sello de calidad diferenciada, ya que “los porpara nos hacen daño porque la mayoría son de intercambio por la compra de otros vinos que no son de Rueda; habría que hacer algo al respecto”. A Eulogio Calleja también le parece una buena idea, aunque “la línea de calidad sería muy difusa porque todos piensan que hacen buenos vinos, sería poco viable”.
Marca Rueda, marca Verdejo
¿Cómo hacer imagen de marca? ¿Pedimos un Rueda o un Verdejo? Para Ramón Bocos, “la marca Rueda es nuestro objetivo en el mercado nacional y creo que la gente pide por Rueda y no por Verdejo”. La expansión de la denominación ha hecho que la marca llegue a más rincones, más mesas, casas y grandes superficies. No está claro que el consumidor pida el vino por una variedad o por una zona, seguro que por los dos. Para Didier Belondrade, “la denominación se ha confundido en defender la Verdejo porque no es propiedad de la D.O., hay que defender el territorio y hacer marca porque el mundo no se para aquí, vivimos en un mundo global”. Eulogio Calleja cree que “se vende mucho más la marca Rueda que la marca comercial porque el mercado se ha retroalimentado así, y eso es negativo”. Victoria Pariente es más contundente: “Ya no pido Rueda Verdejo, pido marcas concretas”. Pero a veces ocurre que, para defender una marca, la bodega tiene que hacer un esfuerzo extra para sacar adelante un estilo menos competitivo en precio. Marco Sanz confiesa que el Consejo Regulador le pone más pegas de lo que le ayuda: “Si no abren la mente la D.O. puede morir, el mercado está en el punto de búscate la vida. Además de los precios, las calidades empiezan a ser dudosas de cara al mercado”. Precio, calidad, procedencia, variedad y marca, los protagonistas del juego del posicionamiento en los mercados.
Futuro incierto
Qué pasa, qué sucederá en la denominación del vino blanco más vendido en España. “Rueda está en calma chicha”, reflexiona Eulogio Calleja. Riqueza en producción de vino, un mercado marcado por el precio, a la baja, cierta homogeneidad en el estilo de los vinos, la conquista de un segmento en el que antes Rueda no había competido y que ahora se ha convertido en su territorio conquistado. “Es muy peligroso y un paso atrás en prestigio, aunque con la cantidad de uva que hay mi esperanza es que se equilibre la ley de oferta y demanda”, dice sobre el presente y el probable futuro cercado Eulogio Calleja. “La viña es cultura y filosofía, Rueda ha perdido su filosofía porque han dejado plantar en cualquier sitio”, asegura Didier Belondrade. Ante un porvenir al que nadie parece poner cara ni dar forma, a Luis Hurtado de Amézaga le gustaría ver un futuro en Rueda “en que llegasen más bodegas que apostasen por un producto de calidad, valor añadido e imagen de marca”. François Lurton afirma que el futuro de Rueda pasa por ser un vino de más alta calidad, mejor terruño, porque eso ayudaría a subir los precios y ganar una buena reputación.
Una denominación a dos velocidades. Una de bodegueros y viticultores comprometidos apostando por un estilo propio más allá de precios a la baja y calidades uniformadas en busca de una nueva filosofía de trabajo que, en muchas casos, encuentra en la exportación su válvula de escape, por precio y valoración de sus vinos. Y otra de grandes industrias de volumen competitivas en su segmento de precios expandiendo la imagen de Rueda por todos los rincones. Un futuro por interpretar.
Bodegas PradoRey, Rueda (Valladolid)
Fernando Rodríguez de Rivera Cremades, director general
“Llegamos a Rueda por vinculación familiar al mundo agrícola, como una expansión natural y razonable a una zona con una variedad diferencial con sinergias comerciales, administrativas y enológicas. Rueda es un proyecto sólido y con entidad propia porque lo tiene todo para ser una D.O. de referencia. La calidad percibida por el cliente es buena porque crea una diferenciación emocional. No nos conviene meternos en una guerra de precios, pero cada empresa tiene que saber a quién se dirige. El Consejo Regulador ha hecho una labor fantástica en muchas cosas, pero está penalizando a los que quieren hacer algo diferente; eso acaba pasando factura porque intentas asegurar y ser más lineal. Un error, porque la Verdejo es una uva muy versátil.”
Finca Las Caraballas, Medina del Campo (Valladolid)
Esmeralda García. Dirección técnica
“Somos un proyecto de agricultura ecológica, no solo de vides, que intenta recuperar el entorno generando un ecosistema en el campo que se transmita al producto. La gestión ecológica es bastante costosa y con el precio medio que se paga la uva no cubres los costes. La D.O. ha hecho una gran labor, pero el momento es complicado porque en restauración hablar de Rueda es hablar de vino barato. No sé si ahora Rueda es garantía de calidad. Nuestros vinos son diferentes, incluso a la hora de calificarlos: te tiran por falta de tipicidad cuando lo que quieres es marcar la uva, la tierra y el ecosistema. No somos fabricantes de vinos, queremos hacer algo diferente.”
Bodegas Félix Lorenzo Cachazo, Medina del Campo (Valladolid)
Eduardo Lorenzo Heras, director de Exportación
“Hemos crecido mucho y muy rápido, y es una pena la caída de precios porque repercute en los que no estamos en esa franja. Hay que intentar ir donde valoran la marca, por eso optamos por salir de España. La guerra de precios no solo viene de las bodegas que vienen de fuera, no hay malos vinos en Rueda pero no entiendo cómo salen las cuentas. La similitud ha servido durante muchos años como tipicidad de Rueda y ahora pasa que si te sales de esa línea quizá no te califiquen, es hora de buscar más variedad de tipos. Esta uva es un privilegio porque es el tipo de vinos blancos que ahora se demanda. Vendo por Rueda y por la variedad. Estamos aquí para quedarnos, no somos una moda, hemos llevado el vino blanco al gran consumidor porque es un vino para el día a día.”
Bodega Cuatro Rayas, La Seca (Valladolid)
Ángel Calleja Martínez, enólogo
“Vivimos un buen momento, puede haber vinos muy similares, pero no quiere decir que no sean buenos. Rueda da seguridad al consumidor y al comprador. Es bueno que haya homogeneidad con cierta calidad, aunque creo que debe haber más diversidad y hacer algo diferente. Echo en falta en Rueda más marcas estrella. A veces surgen problemas en el Comité de Cata porque no te puedes salir de la línea que te marcan. Hay que separar más el terroir y las producciones. A mí me cae el sambenito de los porpara. Nos ha salvado la vida en un momento determinado, pero hacemos menos, lo que pasa ahora es que hay más bodegas que lo hacen. También hay muchas referencias por la demanda de marcas propias de distribuidores, restaurantes y grandes superficies que quieren exclusividad.”
Bodegas Pedro Escudero Platón, La Seca (Valladolid)
Pedro Escudero Platón, viticultor
“Tenía unas uvas de primera calidad y tres hijos que tenían las misma ilusión que yo: tener una bodega. Lo ideal es tener la base, el viñedo, y luego la bodega. Exportamos tanto porque creo que es bueno distanciarse del punto de origen y porque en el mercado nacional el problema de los precios es importante. El papel del viticultor es siempre producir calidad, ubicar el viñedo en el sitio idóneo, esta D.O. es demasiado amplia y no todos los terrenos son buenos. Debiera estar mejor pagada la calidad por parcela. Ahora vivimos un momento de transición y hay que dar tiempo a que el mercado absorba todo lo que se ha plantado. Me gustaría que el vino estuviera más valorado por el consumidor y a dos euros es difícil.”
Bodegas Álvarez Díez, Nava del Rey (Valladolid)
Juan de Benito Ozores, director general
“Hemos tenido excedentes que han desajustado la oferta y demanda, el derrumbe de precio ha dado la oportunidad de entrar en nuevos nichos. Los grandes grupos son máquinas de distribuir y han hecho que la D.O. se conozca en lugares a los que antes no se llegaba. Estamos pagando el precio del crecimiento y la gran cuestión es, dado el momento de consumo en barra, ¿dónde vamos a caer?, ¿cuánto estará dispuesto a pagar el consumidor de Rueda? Tengo confianza en que el trabajo hecho no se tire a la basura y pase esta locura de vinos de calidad a poco más de un euro. Ahora con tanta abundancia tenemos que tener diversidad de vinos y que no sean tan homogéneos. Estamos conduciendo a Rueda a una fórmula de éxito, pero debemos recolocarnos.”
Bodegas Avelino Vegas, Santiuste (Segovia)
Ana Isabel Gómez Luquero, responsable de Comunicación
“Tenemos más de 100 proveedores con los que llevamos décadas trabajando. Se nos llena la boca diciendo que el vino se hace en la viña, pero se nos olvida mimar al viticultor y que le sea rentable cultivar la viña. Defendemos la tradición del viñedo segoviano cuidando al viticultor para que cuide y trabaje bien la uva. Es imposible probar un Rueda malo porque ahora son vinos muy tecnológicos. La gente pide por la marca los vinos de calidad y que se diferencian de otros, y no preguntan precio; además, en Rueda los vinos tampoco son caros. Hay que ofrecer a los consumidores algo que merezca la pena. Los grandes grupos tienen que respetar la impronta de la denominación de origen, es un error tener un vino a cualquier precio por ser uno más del porfolio.”
Vinos Sanz, Rueda (Valladolid)
Sylvia Iglesias, directora técnica
“La materia prima es lo más importante, intentamos extraer todo lo que la variedad nos da, buscamos la personalidad, la tipicidad de la Verdejo, la complejidad aromática sin levaduras. En el volumen total de Rueda hay pocas marcas que mantengan la tipicidad de la Verdejo, hay muchos vinos iguales. Rueda está creciendo mucho de una manera engañosa. Siempre hemos tenido una excelente relación calidad-precio y ahora se está vendiendo por precios de risa y calidades muy dudosas. A 1,50 euros no se pueden hacer grandes maravillas. Hay extraplantación y extraproducción, los grandes grupos han sacado todo lo que se plantó, el problema ha sido la forma de sacarlo. Yo me pierdo con tanta marca, aquí todo el mundo tiene un vino.”
Gastronomía
Preguntamos a ocho bodegueros por su plato favorito para armonizar con un vino de Verdejo
Eulogio Calleja
Pollo thai exótico
Ismael Gozalo
A 14 ºC me lo tomo con un cuarto de lechazo
Francisco Javier Lorenzo
Huevos fritos con patatas y chorizo
Javier Sanz
Lubina al horno
Luís Hurtado de Amézaga
Con mariscos, una centolla o nécoras
François Lurton
Mollejas de cordero con salsa de champiñón
Didier Belondrade
Con jamón ibérico
Marco Sanz
Con un arroz