- Redacción
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- 2013-06-01 09:00:00
Diversidad, movimientos alternativos y tácticas divergentes. Navarra en juego.
«Lo importante en el ajedrez son los buenos movimientos”, decía el ajedrecista Bobby Fischer. Un rey, una reina, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones, escates -casillas- en blanco y negro y 64 posibles posiciones en un juego de estrategia. La potencia, ritmo y desarrollo del juego los determinarán los distintos movimientos de las piezas. La disparidad de todos los factores que entran en juego sobre un pequeño tablero me recuerda el mapa de los vinos de Navarra. Si por algo se caracteriza esta pequeña región vitícola es por la diversidad: suelos, climas, variedades, estilos y personas. Por eso, y como en el ajedrez, invitamos a algunos de los jugadores más relevantes de la zona a que tomen posiciones, se identifiquen y diseñen sus jugadas. En el tablero del ajedrez de Navarra, una de las denominaciones de origen históricas, también se han puesto en marcha tácticas y estrategias, a corto y medio plazo, que han influido en el presente y el futuro de la zona. Como en el ajedrez, las decisiones estratégicas son fundamentales y el equilibrio entre ambas define al buen jugador. El objetivo no es derrocar a ningún rey, sino entender por qué el mundo del vino muchas veces tiene más que ver con el azar que con lo racional.
Tablero navarro
Está compuesto por 113 bodegas, 30 cooperativas y 83 industriales, que hace 10 años eran 40 y 58 respectivamente. Después de la explosión productiva en kilos y plantación de viñedos de la década de 2000, donde la media superaba los 100 millones de kilos, el pasado año las cifras fueron similares a las del año 1990, con poco más de 63 millones de kilos vendimiados en las aproximadamente 11.000 hectáreas de viñedo, con una media de rendimiento de 6.104 kilos/ha. El tablero geográfico está repartido en cinco subzonas: Ribera Baja, Ribera Alta -la de mayor producción tanto en uvas tintas como en blancas, con más de 20 millones de kilos en la campaña 2012-, Valdizarbe -la de menor producción- Baja Montaña y Tierra Estella.
Por las blancas, con unos seis millones de kilos, juegan la reina Chardonnay junto con Viura, Moscatel, Sauvignon Blanc y Malvasía. Por las negras juegan Tempranillo, Garnacha, Merlot, Cabernet Sauvignon, Mazuelo, Syrah y Pinot Noir. El rey Tempranillo y la dama Garnacha representan más del 50% de la superficie de viñedo. Este diseño productivo poco tiene que ver con el del año 1984, donde la Garnacha suponía el 87,7% y hoy se ha quedado en el 22,95%, la Tempranillo ha pasado del 3,16% al 34,16%, la Chardonnay del 0 al 5,1%, la Viura del 3,24% al 1,79% y la Moscatel del 0,06% al 1,31%.
En la actualidad, el mercado nacional supone el 70% de las ventas de la D.O. Navarra, una cifra que coincide con su porcentaje de vinos tintos en el mercado. Sus famosos rosados, mejor posicionados en otra época que ahora, suponen casi un 25% y sus blancos, que también ocupan un espacio en el imaginario de los consumidores, representan el 5%. Finalmente, los vinos dulces, con tan solo un 0,3% de la producción y sin llegar al millón de kilos, podrían ser estratégicas piezas del tablero.
Última figura en el tablero: los vinos de pago. ¿Qué pieza representan? ¿Cómo se mueven? ¿Es táctica, estrategia o simplemente un comodín en blanco y negro?
Empieza el juego
En el ajedrez se habla de apertura -las primeras jugadas-, medio juego -cuando surgen las jugadas más conflictivas por la cantidad de piezas en el tablero- y final -entre pocos anda el juego-. Bodegueros, empresas, estrategias de comercialización, marketing y comunicación toman posiciones bien diferentes ante el devenir de los mercados, su crítica al pasado, su actitud en el presente y su visión de futuro.
Pago de Larrainzar y los hermanos Irene y Miguel Canalejo representan bien las estrategias de la visión global del juego. Están situados en un enclave muy especial de Ayegui, en la plaza de Irache, al lado del monasterio y de su vecina Bodegas Irache que, por cierto, fue construida por su tatarabuelo, que luego la vendió a uno de sus trabajadores en 1974 para dedicarse a otro tipo de negocios. De hecho, en la bodega exponen un premio que le concedieron en 1929. Pago de Larrainzar es una preciosa finca con historia donde los monjes benedictinos tenían plantadas garnachas y temparnillos además de huerta y cereal. Don Luis Larrainzar la compró a los monjes con la desamortización de Mendizábal en 1860 y la casa, que fue hospital de peregrinos y colegio de escolapios, ahora es familiar. El cercado de Irache -así llaman al muro que rodea las 160 hectáreas de finca- protege las 17 hectáreas de viñedo de uvas tintas. La sexta generación puso en marcha hace 10 años un proyecto asesorado por José Ramón Lisarrague e Ignacio de Miguel al que acompaña Alberto Alcantarilla como actual encargado del viñedo. “Lo más importante para nosotros es la calidad de uva y para ello tenemos buena tecnología en el campo: riego por goteo, sensores de humedad, estaciones climáticas...”, comenta Alberto mientras Miguel asiente. La finca está parcelada en 10 zonas donde vinifican por separado diferentes clones de Tempranillo, Cabernet, Merlot y Garnacha. Un pasado con presente que mira al futuro. Han apostado por diferenciarse elaborando solo vino tinto y han solicitado la D.O.P. Vino de Pago. “La D.O. Navarra nos ayuda a posicionar los vinos, es importante que la gente sepa de dónde vienen. Vino de pago es un escalón más, todo lo que sea ir hacia arriba siempre es bueno, hay que diferenciarse -dice Miguel-. El problema es que Navarra es una D.O. con mentalidad cooperativista, nos quita imagen y calidad. Navarra no tiene imagen, es una denominación complicada”. A pesar de todo, asegura que algunos vinos de pago dejan mucho que desear pero que Navarra tiene que sentirse orgullosa de que haya bodegas que hayan llegado al top. “Aquí es difícil hacer marca, Navarra es tierra de diversidad pero a veces la diversidad no vende. El futuro está fuera de España”, comenta Miguel, que dice que ya exportan el 30%.
En pleno Camino de Santiago y en solo dos minutos, pasamos de una bodega con nombre de pago pero que no lo es a otra que sí lo es pero que no lo lleva, Irache. Allí, en uno de los caminos que circunvalan la bodega, una señal nos dirige hacia su famosa Fuente del Vino. Inaugurada en 1991, pasan por allí 150.000 peregrinos y se reparten 30.000 litros al año. En una de las entradas, las oficinas de la bodega. Un autobús de turistas aparcado en las instalaciones, cuatro edificios de construcciones irregulares y desiguales estilos, “se ven las distintas etapas de nuestro crecimiento”, comenta Ana Santesteban, consejera delegada de la bodega, con la que charlamos después de que el bus y las visitas abandonen las instalaciones. Mientras, visitamos con José Javier Soto -su director técnico con casi 40 años trabajando en la bodega- el pago con el que les concedieron en 2008 la teórica máxima categoría en la clasificación de los vinos españoles. “Son poco más de siete hectáreas limitadas por el Camino de Santiago. Tempranillo, Cabernet y Merlot a unos 450 metros de altitud en terrenos calizo franco-arcillosos similares en todo el pago. Hacemos entre 10.000 y 20.000 botellas. Seleccionamos las mejores uvas para Prado de Irache y el resto va para vino con D.O.”, comenta. En total, tienen 200 hectáreas y elaboran casi cuatro millones de botellas. “Queríamos hacer el mejor vino para un público determinado. Ahora casi todo lo exportamos por cupos, es un vino totalmente artesanal. No nos consideramos industriales porque es cuando ya pierdes el criterio del vino”, comenta Ana. “Un pago no te lo dan por casualidad, está testado y en Navarra hay varios porque tiene una tierra y un clima extraordinarios”. Sobre cómo se establece el equilbrio de fuerzas entre la denominación de origen y vino de pago, Ana asegura que no hay conflicto porque “la legislación está perfectamente diferenciada, nosotros vamos con la D.O. y llevamos nuestro vino de pago”.
Una actitud habitual en las bodegas, al igual que la creencia de que un vino de pago aporta más a la denominación. Afirma Ana que “la ley de pago ha salido tergiversada y no sé si ha aportado lo que pensábamos, es un añadido más. Si un vino de pago lo vendes barato funciona y si lo vendes más caro, no. Hacemos cantidades pequeñas a ver si funciona”. Sobre cómo se comunica y la visión del consumidor, cree que “no sabe qué diferencias hay, lo marca el precio, si es caro será por algo. El consumidor nota que es diferente”.
Otra de las bodegas con reconocimiento como Vino de Pago y que elabora tanto bajo este paraguas como con D.O. Navarra es Señorío de Otazu, un proyecto iniciado en 1991 por el navarro Patxi Cabasés después de comprar un señorío que data del siglo XII con Palacio Renacentista del XVI, Torre de Defensa del siglo XIV, Iglesia de San Esteban del siglo XII y bodega del siglo XIX. Un espectáculo ver la propiedad desde el pequeño cementerio particular del señorío, dominado por la Sierra del Perdón y la Sierra de Etxauri y por el que pasa el río Arba. En su recorrido, obras de arte de Manolo Valdés, Martín Chirino, Baltasar Lobo, Farreras o Xavier Mascaró nos acompañan. De las 350 hectáreas, 110 son viñedo. Un nuevo y joven equipo, con Sonia Morales como gerente, asesorada por José Luis Ruiz y Roberto Pan, con Cristina Osés como enóloga y Aitziber Larrea como encargada del viñedo. “La idea es diferenciar los 14 subtipos de suelos, desde gravas cerca del río a arcillas en el interior del pago, seleccionar y microvinificar porque el potencial es muy grande”, comentan Cristina y Aitziber. Merlot, Tempranillo, Cabernet y Chardonnay. Aunque casi todo está clasificado como Vino de Pago, la mayoría lo comercializan como D.O.: de las 300.000 botellas solo 34.000 salen como Vino de Pago. Desde la bodega creen que es una manera de diferenciarse y aportar un plus a la D.O. “Cuando sales no te ubican tanto en Navarra, lo lógico es hablar de España. Son mercados distintos que no compiten y eso es bueno para la zona”, comenta Cristina.
Otro de los jugadores en el tablero navarro es Iñaki Núñez, presidente de Pago de Cirsus en Ablitas, bodega que también ha solicitado la denominación propia hace dos años. Gurutze Gaztelumendi, directora técnica desde 2008, es la encargada de un terreno con plantaciones de 1999 a poco más de 200 metros de altitud en terrenos de arenas y arcillas donde llueve muy poco. Son 136 hectáreas divididas en 26 parcelas de Chardonnay, Sauvignon Blanc, Moscatel, Temparanillo, Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon y otras en experimentación como Lalbariño, Tanat, Malbec y Viognier. Gurutze es también la responsable de elaborar las 10 referencias que tienen, vinos que van desde los 8,90 a los 95 euros. De las 800.000 botellas exportan casi el 70%.
La visita a la bodega es de cortometraje, Iñaki nos concede 10 minutos, es un empresario muy ocupado, así que vamos al grano. Entre el vino y el cine qué es más rentable, le pregunto. “Depende, sobreviven los que lo hacen muy bien. Nuestro mercado es el premium porque no hay otra manera y a mí no me motivaba nada vender vinos a un euro ni vender vinos paupérrimos”. ¿Vinos de pago es el star system? “Desde luego, requieren más cuidados y especificaciones de control y calidad”, afirma. Cree que Navarra se ha posicionado en vinos rosados y del montón a precios baratos dentro y fuera de España pero ahora hay algunas bodegas de calidad. Afirma con contundencia que “el vino es como el cine, hay buenas y malas películas. Lo de las denominaciones de origen es un cuento chino, hay mucha literatura en torno al mundo del vino, lo importante es tener un buen terroir, un buen viñedo esté donde esté y a partir de ahí es hacer un buen vino. Aquí tenemos unas condiciones muy buenas, viña sana, cierzo y una balsa para regar”. Iñaki llegó a Navarra desde Vitoria. “Yo quería una finca de pago grande, Navarra tiene una identidad variopinta y que se está haciendo ahora porque estamos cuatro o cinco bodegas que estamos haciendo vinos de calidad”, dice. Sobre la posibilidad de que en España existan en un futuro muchos vinos de pago responde que “es bueno que haya pocos vinos de pago, en España podría haber muchos de tres hectáreas, pero dónde vas con eso, no tendría viabilidad económica”. Le reto a que ponga un título para su película de bodeguero. Tarda en responder: “El pago se ha hecho realidad”, dice. Será la primera parte, porque en la segunda su D.O.P. Vino de Pago se llamaría Finca Bolandín porque no han permitido llamarlo Pago de Cirsus.
Fin del juego
En el ajedrez se puede ganar no solo por derrocar al rey sino por que el rival abandone, se le agote el tiempo o mantenga una conducta antideportiva. Incluso muchas veces no se gana, sino que queda en tablas por diversos motivos.
Uno de ellos es el acuerdo en común, opción que descartamos para Navarra porque ganas y carácter no les faltan; tampoco las tablas por ahogado, porque recursos para continuar la partida tienen, ni tampoco porque después de 50 jugadas consecutivas no se haya hecho ninguna captura o avanzado un peón, porque ellos son de prueba-error y vuelvo a jugar; ni por repetir tres veces la misma posición de las piezas en el tablero, porque precisamente es algo de lo que adolecen. Nada de tablas. Continuará...
Los bodegueros ocupan su lugar en el tablero, cada uno tiene su propia perspectiva sobre Navarra. Les preguntamos con qué pieza del ajedrez se sienten identificados, qué movimientos desarrollarían, cómo ven el presente y el futuro de la zona. Y dentro de este juego, con qué uva, de entre las muchas acogidas a la denominación, jugarían una partida de ajedrez.
Tácticas y estrategias
Tomás Antoñana
Gerente de Bodega Inurrieta
“Caballo, porque es sorpresivo”
Uva: Graciano
“El lema Navarra es tierra de diversidad no sé si es bueno o malo, pero es así. Es una zona muy buena para el cultivo de la viña y para poder hacer buenos vinos, lo que pasa es que se ha profesionalizado más tarde que otras regiones. Tenemos mucho que ganar, es cuestión de tiempo, pero la gente aún no conoce esa realidad. Haría falta un control más exigente de calidad y más comunicación”
Juan Carlos López de la Calle
Director Bodegas Artazu
“A mí me gusta ser el peón”
Uva: Garnacha
“Desde el respeto absoluto y vista desde fuera, Navarra es una tierra con una capacidad agrícola casi sin parangón, pero esto a veces se convierte en lo contrario y el mercado no lo admite. En vinos ha perdido el referente porque hemos sido cambiantes, nosotros lo entendemos pero el consumidor no. Además, las cooperativas no llegan a tener la vocación comercial de la producción familiar integrada, que es la que genera imagen... Nos falta una fuerza de marca en pequeñas explotaciones”
Sonia Olano
Propietaria de Castillo de Monjardín
“Caballo, un animal muy libre”
Uva: Chardonnay
“Hace 25 años era un mercado muy estancado y cooperativista, luego vinieron nuevas ilusiones, ideas y gente joven, ahora estamos en un momento de asentamiento después de la euforia y se están postulando nuevas posturas hacia vinos de calidad. Ahora hay que llegar al consumidor y definir más el producto. Mi ilusión sería que en Navarra hubiese más bodegas familiares, marcas y calidad”
Daniel Sánchez
Propietario Azul y Garanza
“Caballo, porque da buenos saltos”
Uva: Garnacha
“Es una denominación compleja; por un lado puede crear confusión en estilos de vinos pero también te abre muchas posibilidades de tener experiencias de cata, desde el desierto a un vergel. Navarra no te encasilla: cada bodega en su zona con su historia y entorno climático, pero le falta nombre propio y un poco de autoestima, y dejar a un lado los prejuicios que hay sobre la zona”
Javier Ochoa
Propietario de Bodegas Ochoa
“Ahora soy más rey porque estoy
rodeado de tres damas”
Uva: Tempranillo
“Partimos de calidad y de un reconocimiento con los rosados, pero hace falta que el consumidor nos conozca también por los tintos, la asignatura pendiente. Es necesario que haya unión entre productores porque somos muy diferentes, y si no fuera posible, igual habría que fraccionar, pero nadie quiere ser de tercera”
José Manuel Echevarría
Propietario de Bodegas
y Viñedos Alzania
“Peón, siempre estoy trabajando”
Uva: Syrah
“Nos falta un plus en imagen, pero no en calidad porque es una zona histórica y maravillosa para el cultivo del viñedo. En productos agroalimentarios somos el número uno, pero no en vino, no sé por qué, quizá nos hemos equivocado en las estrategias de marketing. La idea de Vino de Pago en España no está bien concebida, no creo en ellos, no es serio, se nos puede volver en contra porque, además, no es garantía para el consumidor”
Pablo Pavez
Enólogo del Grupo Príncipe de Viana
“Caballo, porque puede moverse a
distintos sitios”
Uva: Garnacha
“No nos hemos dado a conocer con el potencial que tiene la D.O. y hay cosas muy interesantes que rescatar porque tenemos mucho potencial. Quizá debiéramos centrarnos en transmitir la imagen de diversidad en todos los tipos de vinos y mejorar la calidad, es una cuestión de tiempo”
Mikel Belasco
Bodegas Familia Belasco
“Alfil, porque puedo distinguirme en la salida”
Uva: Syrah
“Fuera de España, Navarra tiene buena imagen en la relación calidad-precio, mucho mejor que dentro, porque arrastramos una mala imagen de los años setenta y ochenta. Ha habido pocas buenas bodegas que se han asociado a la zona, no ha habido un liderazgo de cara al mercado nacional y eso nos afecta. Quizá centrarnos en menos variedades nos ayudaría a vender mejor”
Elisa Ucar
Propietaria Domaines Lupier
“Reina, por la versatilidad de movimientos”
Uva: Garnacha
“Enrique Basarte [enólogo] y yo creemos que ahora mismo Navarra tiene una oportunidad porque hay un grupo de gente joven preparada y que ha viajado que está aplicando todo el conocimiento aquí con pequeñas bodegas y muchos matices que pueden mejorar nuestra imagen para disfrutar de Navarra. Falta unión a través de un sentimiento manteniendo una identidad con muchos atractivos diferentes”
Txus Macías
Responsable de Relación de
Vinos y Personas Aroa Bodegas
“Alfil. No es un camino directo, pero
sabe dónde va”
Uva: Garnacha
“Navarra muestra diversidad y, en términos de marketing, es lo más complejo para vender. Hay que focalizar esa amplitud de miras. La agricultura ecológica es un medio y una propuesta de valor que marca una tipicidad que destaca una idiosincracia particular como denominación y tipo de vinos. Uno de los fallos es que no hemos sabido mantener un perfil en el tiempo”
Francisco San Martín
Fundador y presidente de Bodegas y Viñedos Nekeas
“He sido un peón toda la vida”
Uva: Merlot
“Estamos en un momento de cambio de estrategias, demandas y ofertas del vino garantizando la calidad en mercados diferentes. No debemos olvidar la singularidad de cada región en un mercado estandarizado. La D.O. tiene que facilitar las nuevas estrategias y velar por la calidad a un buen precio. El futuro está en el exterior y ahí sí que podemos identificar nuestros vinos”
Idoia Jarauta
Enóloga de Bodegas Camilo Castilla
“Peón, porque intento mirar hacia delante”
Uva: Moscatel de Grano Menudo
“Navarra tiene un problema de imagen, no hemos sabido vender nuestros productos, la no especialización ha hecho que estemos un poco a la deriva. Ha querido abarcar mucho terreno y no se ha llegado. Ahora se intenta centrar más el camino, volvemos a apostar por el rosado, por ejemplo. Nos diferencia la diversidad, pero debemos unirnos y sentirnos más navarros”
Javier Cantarero
Propietario de Alex Viñedos de Calidad
“Ahora soy un caballo, voy dando saltos”
Uva: Graciano
“En el mercado doméstico no se sabe nada de Navarra, solo que hay buen rosado. Hay un problema de identidad, falta un faro, un líder carismático que no existe. Hay que comunicar muchísimo, pero la gente tiene la idea de que no va a tomar vinos tintos de Navarra. Falta lo que no hay, así que antes hay que hacerlo, pero no es un Vino de Pago”
Michel Murua
Director Técnico de Pagos de Aráiz
“Torre, por la perspectiva”
Uva: Syrah
“Una tierra de oportunidad que ahora no tiene la imagen ni el reconocimiento que debiera tener, quizá nos lo hemos ganado a pulso. Por una parte no se hace justicia a los vinos y por otra hacemos cosas nuevas interesantes sin prejuicios, y aquí podríamos recabar toda nuestra energía. A Navarra le falta fe, hemos perdido parte de un tren que ahora ocupan otros y debemos recuperar el consumo perimetral”
Demetrio Garbayo
Director de Producción de Gran Feudo
“Caballo, porque hay que saltar por
encima de las dificultades”
Uva: Garnacha
“A Navarra hay que dignificarla y darla a conocer. Tal vez el sector ha perdido importancia en general, pero soy optimista porque la viña siempre nos ha acompañado, los suelos son muy vitícolas y los viticultores buenos. Hoy es más fácil producir que vender, así que hay que unificar esfuerzos económicos sin improvisaciones para mejorar la comercialización de los vinos de Navarra”
Demetrio Garbayo
Director de Producción de Gran Feudo
“Caballo, porque hay que saltar por
encima de las dificultades”
Uva: Garnacha
“A Navarra hay que dignificarla y darla a conocer. Tal vez el sector ha perdido importancia en general, pero soy optimista porque la viña siempre nos ha acompañado, los suelos son muy vitícolas y los viticultores buenos. Hoy es más fácil producir que vender, así que hay que unificar esfuerzos económicos sin improvisaciones para mejorar la comercialización de los vinos de Navarra”
Alicia Eyaralar
Enóloga de Bodegas Tándem
“Con el peón porque va de frente”
Uva: Cabernet Sauvignon
“Para un enólogo, Navarra tiene un abanico enorme para poder trabajar, clima, suelo, uvas... pero cayó en un pozo hace años con el boom del vino, siempre se le ponían peros. Ahora ha habido cambios y vuelven a escucharte, hay nuevas inquietudes, estamos recogiendo los frutos. El gran problema ha sido la caída del precio con las nuevas plantaciones”
Fernando Zaritiegui
Director General de Bodega de Sarría
“Alfil, porque hay que buscar las diagonales”
Uva: Garnacha
“La falta de imagen de Navarra es muy evidente, desde dentro se ve de otra manera pero la diversidad de la que se habla acaba siendo el principal de los problemas para definir la imagen, y se agrava más cuando salimos fuera de España. Hemos pretendido jugar en demasiadas ligas y eso dificulta la claridad al consumidor. Falta un elemento aglutinador común y que todo el mundo se sienta cómodo defendiendo lo mismo”
David Palacios
Presidente del Consejo
Regulador de la D.O. Navarra
“La reina, por la libertad de movimientos que tiene y sin límites de distancia”
Uva: Garnacha
35 años, viticultor de Olite y siempre dedicado al cultivo de la viña. “No me esperaba el nombramiento, estoy encantado de trabajar en todo lo que sea para mejorar los vinos de Navarra”. Sobre su antecesora no tiene dudas: “El trabajo de Pilar García Granero ha sido muy bueno”. Ahora le toca mover ficha, plantear tácticas y estrategias para una denominación en proceso de cambio. “Hay que aprovechar la personalidad y diversidad de Navarra, sus vinos son como su gente y como su tierra, pocas zonas tienen tanta disparidad de climas y suelos. El abanico en la D.O. es enorme, tenemos una gama de vinos con la que puedes acompañar toda una comida, incluso vinos dulces”, dice. Sobre la situación actual de la denominación, después de un principio de década explosivo, comenta que, “como en el ajedrez, un mal movimiento puede llevar a resultados muy malos. Por ejemplo, si apuestas por aumentar la superficie puede llevarte a un desajuste de 10 años. Se aumentó la plantación pero no la comercialización, los precios cayeron y se generó mala imagen y falta de competitividad. Muchas bodegas solo abastecían, ni comercializaban ni tenían marca”. Las fichas de su tablero se mueven hacia un futuro con carácter: “Debemos dejarnos de complejos y apostar por los vinos rosados de calidad de Navarra. Es un vino que conecta con la gente joven”.