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No son pocos los alimentos que han inspirado poemas y otras formas de arte a lo largo de la Historia, pero solo la afortunada (y muy saludable) alcachofa protagoniza una de las odas más bellas de Pablo Neruda: "La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero, construyó una pequeña cúpula, se mantuvo impermeable bajo sus escamas...". Dulce, amarga y compleja como la pasión de la que nació (según la mitología griega, Zeus convirtió a su amante Cynara en alcachofa –de ahí su nombre "oficial", Cynara scolymus– cuando abandonó el Olimpo para regresar a su isla), está llena de curiosidades. Su parte comestible es una inflorescencia, es decir, un conjunto de flores que nacen de un mismo tallo. También contiene un compuesto fenólico –la cinarina– que hace que todo lo que se come y bebe justo después sepa dulce. Por eso es tan difícil de combinar... aunque el limón, el marisco o el jamón son buenas opciones para someter su lado más agresivo. En el libro La cocina de la alcachofa de Benicarló –la singular verdura es todo un símbolo local–, la Agrupación de Restaurantes de Benicarló recopila recetas muy interesantes con la espina de tierra como protagonista: Chipirones con gambas y alcachofas de Benicarló, Arroz con espardenyes, alcachofas y ortigas de mar... Las de la D.O.P. Alcachofa de Benicarló son chatas y compactas, con un hoyuelo muy reconocible y un sabor extraordinario. Sus peculiaridades se deben al buen hacer de los agricultores de la zona y a las especiales características microclimáticas de sus terrenos de cultivo, en las suaves planicies litorales del Baix Mestrat. En honor a su reina vegetal, Benicarló celebra cada invierno la multitudinaria y esperadísima Fiesta de la Alcachofa.
