Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
Cubierta de escamas cual reptil tropical, la chirimoya es una de las frutas más curiosas que hemos probado. El chirimoyo del que proviene pertenece a la compleja familia de las anonáceas (como la agridulce guanábana) y, como explican en la ficha de producto del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la chirimoya no es un fruto simple, "sino un agregado de frutos adheridos sobre un solo receptáculo, producto de las pequeñas flores que se fecundan por separado". Su nombre en quechua, chirimuya, significa "semillas frías", y alude a la predilección de la aventurera frutilla por los lugares elevados; por eso los indígenas andinos dicen que, "aunque no soporta la nieve, le gusta verla de lejos". La mayor zona productora del mundo de este exótico alimento se encuentra en España: la Costa Tropical de Granada-Málaga. Aquel enclave privilegiado para la producción de frutas tropicales, único en Europa, se sitúa a orillas del Mediterráneo, con una temperatura media de 20°C, e influye directamente en las características tan especiales de las chirimoyas amparadas bajo la D.O.P. Chirimoya de la Costa Tropical de Granada-Málaga. Delicadas, dulzonas –pero con un adictivo punto ácido–, salpicadas de semillas negras y con una textura carnosa muy particular, se suelen comer frescas, pero también en mermeladas, helados, deliciosas tartas de queso... ¡y hasta en cócteles tan evocadores como el Margarita de chirimoya! La chirimoya es el emblema gastronómico de la Costa Tropical, que celebra unas fiestas en su honor cada otoño. También da nombre a una pista de esquí en Sierra Nevada y protagoniza una atractiva ruta dibujada por fortalezas, aguas turquesas, abruptos acantilados y bellos municipios (como Motril).
