- Redacción
- •
- 2013-02-01 09:00:00
Aunque el cocido es su seña de identidad y sus leales comensales acuden a la cita año tras año, este clásico y veterano restaurante de la sierra madrileña también sorprende con su carta y productos de temporada.
Doce entretenimientos para picar, otra docena para empezar, nueve seguimos, diecisiete carnes y dieciocho postres. Es lo primero que el comensal se encuentra al abrir la carta de Charolés, ya sea en su espléndida terraza o en algún rincón de los salones interiores. Y eso sin contar con los platos y productos de temporada fuera de carta que mantiene todo el año este clásico de la gastronomía madrileña fundado en el año 1977 por Manolo Mínguez, que durante este tiempo ha mimado a una clientela que ha sido fiel a la casa. Y esto no es fácil, aunque quizás ayude el hecho de hacer uno de los mejores cocidos del país todos los lunes, miércoles y viernes de la temporada otoño-invierno. Los adeptos a la espectacular puesta en escena peregrinan año tras año por el placer de dejarse llevar por sus delicias y disfrutar de un tempo quieto y sosegado de entrega al deleite.
Pero no solo de cocido se alimenta la clientela de Charolés. César Augusto, su jefe de Cocina, prepara una carta variada con productos de temporada -siempre de calidad-, desde crema de melón dulce a delicadas piparras de Getaria o deliciosas setas, jugosa carne de buey charolés traída de Galicia y Asturias o tiernos riñoncitos de cordero lechal con puerros, y platos de la casa como el suave y cremoso paté de pato azulón con piñones. Lo mismo ocurre con los postres. Su clásica tarta de manzana con helado de leche merengada y crema de mango o las moras naturales de La Herrería con crema de yogurt. Todos con un agradable detalle: se acompañan con una copa de moscatel. Destacar el buen servicio a cargo de Javier Medrano, mâitre del restaurante, y de su equipo, que hace muy confortable la estancia, como estar en casa. En cambio, la carta de vinos se hace algo escueta por el escaso número de referencias. Nos gustaría mayor diversidad para poder acompañar tal variedad de platos. Solo referencias clásicas, Rioja y Ribera del Duero. Un apartado especial de Reservas de la añada 1994 y añadas especiales de las mismas bodegas.
Y después de comer, recomendamos continuar la sobremesa en el contiguo Cafetín Croché, un veterano local con encanto de estilo parisino de los años 20.
A la mesa
La comida:
Cocina tradicional y productos de temporada.
El vino:
Carta clásica con vinos de Rioja y Ribera del Duero.
Su sello especial:
Su cocido todos los lunes, miércoles y viernes durante la temporada otoño-invierno.
Dirección:
Calle Floridablanca, 24
28200 San Lorenzo de El Escorial (Madrid).
Tel. 918 905 975.