- Redacción
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- 1997-10-01 00:00:00
El faisán ha quedado como sinónimo de manjar exquisito, propio de paladares regios, ensoñación voluptuosa de todo aprendiz de gastrónomo que se precie. Esta gallinácea de origen asiático, que se aclimató y reprodujo en Europa occidental desde los tiempos prehistóricos, es también un trofeo de caza muy apreciado por la escopeta nacional, que luce orgullosa la colorida pluma de su cola en la faja del sombrero.
Los faisanes son animales robustos, esencialmente silvestres, cuyas hembras hacen sus puestas en la umbría del bosque; cuando salen de su amparo, son víctimas de depredadores naturales y su equivalente humano, el cazador, que ha hecho descender peligrosamente el número de ejemplares. Como contrapartida, en la actualidad la reproducción y cría de esta ave se hace en granjas especializadas con objeto de satisfacer una demanda cada vez más voraz. Sin embargo, su carne desarrollada en cautividad es menos sabrosa que la de sus escasos hermanos salvajes. Estos son los preferidos por los auténticos gastrónomos, sobre todo cuando se trata de un buen ejemplar hembra, a ser posible ya crecidito: su carne, un misterio de aromas y sabores, es mucho más fina. A su calidad natural hay que añadir un dato esencial: las aves adultas son las únicas que soportan el “faisandage” de 3 ó 4 días al fresco, imprescindible y delicada operación por la que se ablanda oportunamente las carnes del animal y se obtiene el “husmo”: un aroma y sabor peculiares que fascinan al amante de la buena mesa.
Para tan noble caza y mejor manjar nada mejor que alguno de los excelentes tintos de Toro, con el que podemos también cocinarlo, cuyos taninos dulcemente perfumados de frutillos del bosque se integran a la perfección en el paladar contundente y asilvestrado de la hermosa gallinácea. Un vino regio para un manjar de príncipes.
GRAN CERMEÑO 1994
Coop. Vino de Toro.
Rojo cereza, capa media. Limpio de aromas, tonos frutosos. En boca es el más ligero y pulido, algo cálido de limpio retronasal.
GRAN COLEGIATA 1994
B. Fariña, S.L.
Una magnífica madera envuelve la limpia frutosidad de sus aromas. En boca se muestra carnoso, tánico y largo. Un gran vino.
MURUVE 1994
B. Frutos Villar.
Espectacular cambio el de estos crianza. Buena madera, limpia expresión frutal y una carnosidad que envuelve el paladar con poder pero sin agresividad.
VEGA SAUCO 1994
B. Vega Sauco.
Atractivo color rojo picota, cubierto. La gama de aromas es variada, con protagonismo de la fruta sobre la madera. En boca es sabroso con buena expresión tánica, corpulento y elegante.
VIÑA BAJOZ 1992
B. Vega Saúco.
Cubierto y picota, limpio. Es potente en nariz, aromas frutosos y una madera de gran calidad. Sabroso, con estructura en boca, augura una buena evolución. Magnífica versión moderna de los vinos de Toro.