- Redacción
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- 1999-03-01 00:00:00
Desde que en Marzo se inicia la temporada hasta su culminación en Septiembre, cerca de dos millones de españoles provistos de caña, cebo y paciencia se dedican al muy antiguo, noble y bello deporte de la pesca de río. Y es que nuestro país ofrece, con sus 77.000 kilómetros de riberas de agua dulce, una gran variedad de fauna piscícola, en la que destacan salmones, truchas, lucios, carpas, tencas, barbos, bogas, cachos, sábalos o black-bacs; todo ello en parajes ideales para la práctica de la pesca deportiva.
Con la mayoría de los peces de río se pueden elaborar exquisitos platos, más allá de la simple fritanga. Así, el barbo, de carne más bien sosa y muchas espinas, puede convertirse en un rico bocado si se macera unas horas antes de cocinarlo para eliminar ese tufillo a limo que lo ha desprestigiado. En cambio, las bermejuelas gozan de justificado prestigio en el País Vasco; su pequeño tamaño y la frescura de su carne las hacen muy indicadas para su elaboración en revueltos de huevo, al estilo de las angulas, en cazuela de barro. La carpa, de carne rosácea muy pálida, tiene ganado el calificativo de “reina del río” por su excelente sabor. Este pez posee la ventaja añadida de su longevidad fuera del agua, y puede guisarse de numerosas formas, con la precaución de evitar los ejemplares procedentes de aguas fangosas. El sábalo, posee carne sabrosísima, a la que sólo cabe reprochar sus numerosas espinas. Poco estimada, pero abundante en aguas quietas y fangosas de Extremadura y Castilla, la tenca puede convertirse en un buen bocado si se tiene la precaución de “purgarla” de su sabor a lodo con una maceración en vino, hierbas aromáticas y especias. Por no mencionar la trucha y salmón, que no necesitan mayores presentaciones.
Todos combinan a las mil maravillas con un buen blanco joven, por ejemplo de la variedad gallega Godello, de aromas profundos y buena acidez, lo que contribuye a que la cocina de caña sea tan divertida como sabrosa.
ALAN 1998
Adega San Roque.
De un color amarillo dorado, y aspecto muy brillante. Está todavía muy cerrado de aromas, por lo que necesitará una buena aireación antes de consumirlo. Algo goloso en boca y envolvente, sobresale un leve amargor final.
ARUME 1998
Coop. Santa María de los Remedios.
Presenta un color amarillo pálido con tonos verdosos. Interesante aroma frutoso (prima la manzana). Es acídulo y fresco en el paso de boca, con un final agradable.
GUITIÁN 1996
Senén Guitián Velasco.
Estamos, sin duda, ante uno de los mejores blancos de España. Un vino complejo en nariz, donde resalta la manzana, especias y notas ahumadas. Tiene una gran elegancia en conjunto que se aprecia desde su bello color hasta los complejos aromas de retronasales.
VIÑA GODEVAL 1996
B. Godeval.
Se trata de un nuevo godello con el toque de madera justísimo. De color amarillo pálido, brillante. Muy limpio de aromas, complejo, con un toque de vainilla. Untuoso, fresco y elegante en boca.