- Redacción
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- 2000-11-01 00:00:00
H ay muchas formas de tomar el café, una bebida versátil como pocas, que se presta a mil y una combinaciones. Sin embargo, las maneras tradicionales de consumir el café se han terminado imponiendo en todo el mundo. Estas son las principales:
Café Expreso
En España, es la forma más difundida de tomar un café fuera del hogar, y ya empiezan a difundirse las pequeñas máquinas domésticas con este sistema. A su alrededor se han ido imponiendo diversas variantes adaptadas a nuestros gustos, procedentes, la mayoría de ellas, de la vecina Italia, cuna de esta manera de elaborar café.
Corto o largo
Es la forma tradicional de un expreso, diferenciado sólo en la menor o mayor dosificación de agua en la taza. El volumen habitual acostumbra a oscilar entre 30 y 50 c.c., bastante más que el breve ristretto italiano. En el caso italiano, se busca el placer casi instantáneo de un par de rápidos sorbos como un carburante intelectual en una pausa del horario laboral. En dosis más largas, un café ofrece el moroso paladear e incita a la tertulia o al comentario amigable.
Con o sin azúcar/edulcorante
Depende del gusto a que uno esté habituado, pero hay que tener en cuenta que hay cafés suaves que no es preciso azucarar si queremos apreciar sus cualidades, y otros más amargos a los que no les sobra una pizca de azúcar, sobre todo en el caso, tan frecuente en nuestro país, de usar café torrefacto mezclado con el natural. El café torrefacto es el resultado de añadir un máximo de un 15% de azúcares o similares al café natural en el momento de su tostado, dando lugar a un café de color muy oscuro y de amargo sabor.
Cortado
Es un café con un poco de leche, y constituye una forma muy extendida de tomar el café, rebajando el amargor de alguna de sus variedades o del mezclado con torrefacto. La leche se acostumbra a añadir bien caliente, aunque hay quien la pide fría, y puede ser entera o descremada. Ha querido la costumbre en nuestro país que el cortado se sirva normalmente en un vaso de cristal en lugar de la usual taza de café. No creemos que esta sea la mejor manera, por dos motivos principales: uno, porque el cristal no es el mejor material para retener el calor de la bebida, y otro, porque los vasos, al no tener asa, añaden la incomodidad de abrasar los dedos en el primer sorbo y ser una tentación para que el camarero agarre delicada y poco higiénicamente el vaso por el mismo borde para no quemarse.
Café con leche
O, más propiamente dicho, leche con café. En una generosa taza de leche, se vierte un café, con o sin azúcar, al gusto. Es una bebida adecuada para el desayuno o la merienda, con unas connotaciones más alimenticias que gastronómicas. Acompañado de una pasta recién hecha, un café con leche caliente en invierno puede devolvernos el sentido de la vida.
Cappuccino
Calentemos leche en el vaporizador de la máquina exprés, con lo que adquirirá una consistencia cremosa, y añadámosla sobre un café expreso largo. Se sirve en una taza mediana y se espolvorea con cacao. Hay quien sustituye el cacao por vainilla. En ambos casos es una recomendación para golosos, a tener en cuenta en una pausa a media tarde.