- Redacción
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- 2001-06-01 00:00:00
Una de las joyas de la cabaña española, uno de los manjares más tiernos y suaves de nuestro rico y nada despreciable acervo quesero: el queso de Arzúa. Es originario de la provincia de La Coruña, de la comarca de Arzúa, una zona de gran tradición en la elaboración de quesos. Comparte Denominación de Origen con Ulloa, consecuencia de la fusión de dos denominaciones geográficas gallegas de comarcas vecinas, cuyo punto de unión es la cuenca del río Ulla, en la Galicia central, y que elaboran quesos muy similares.
Es una zona eminentemente ganadera, donde antaño coexistían las producciones queseras industriales con las caseras, que vendían sus elaboraciones en los mercados locales. Con el devenir de los años, se ha desarrollado en la comarca un gran número de queserías artesanales que ha propiciado el gran auge y reconocimiento de este singular queso gallego.
Es, como hemos dicho, el queso tierno español por excelencia. Está elaborado con leche entera y pasteurizada de vaca, tradicionalmente de las raza Rubia gallega, aunque también se emplea la de la Frisona y la Pardo Alpina. Tiene forma discoidal y es de tamaño pequeño, de corteza lisa, limpia y cerosa, con un color amarillo pálido. En su interior guarda una riqueza sápida extraordinaria. Es entre dulzón (recuerda a la leche fresca) y acídulo al paladar, de textura blanda, cremosa y elástica debido al lavado de su pasta y su escaso compactado, muy mantecoso y suave.
Se puede tomar solo, untado en una rebanada de pan o usarlo en la cocina para platos al horno porque funde muy bien. La pena es que por su extrema delicadeza no puede conservarse durante mucho tiempo. Para acompañar a tan noble y, a la par, humilde tesoro gastronómico, haga acopio de una buena selección de vinos blancos gallegos. Exquisitos y aromáticos blancos de uvas Albariño, Godello o Treixadura, repletos de frescura y carácter varietal.
Condes de Albarei
Amarillo con tonos verdosos; aromas de reducción, amielados y elegantes. Goloso, envolvente y glicérico, con un final bastante largo.
Gran Reboreda
Verdaderamente complejo, con aromas de manzana madura y hierbabuena. Bien estructurado en boca, largo y aromático.
Lusco
Pálido y brillante, tiene una gran expresión floral, fruta madura (albaricoque) e hinojo. Muy elegante en boca, con una fresca acidez que le confiere una enorme viveza.
Marqués de Garoña
Amarillo muy pálido; los aromas de manzana se unen a un recuerdo herbáceo muy fresco. De notable acidez, todavía se aprecia un toque de carbónico.
Peza do Rei
Muy pálido, con aromas herbáceos y un recuerdo anisado, poco intenso; mucho más expresivo en boca, goloso y de un elegante toque amargo final.
Rubines
Es un vino que ha evolucionado perfectamente y a sus aromas primarios de manzana madura o piel se cítrico se le unen las notas de reducción. Redondo en boca.