- Redacción
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- 2003-11-01 00:00:00
En la isla de Santo Domingo, en el corazón del Caribe, Michel Cluzier descubrió una prodigiosa plantación de cacao. Quien haya recorrido la isla, a lo largo de carreterillas sin horizonte, recordará esas estrechas cintas negras de asfalto o rojas de tierra arcillosa empleadas como solarium para el cacao o el café, que apenas dejan en el centro un difícil paso para los vehículos. Ese terreno desbrozado es el único en que el sol alcanza la tierra y puede secar los frutos antes de cualquier tratamiento o molienda. En el resto del paisaje, las palmas alfombran hasta el último palmo de tierra, forman un palio, un benéfico techo bajo el que vegetan, tibias y sombreadas, las matas. Así es la Hacienda los Ancones, al oeste de San Francisco de Macorís, donde Michel, famoso maestro chocolatero, encontró los cultivos que la familia Rizeck mima desde 1903. Y él, en su obrador parisino, consigue atrapar la frescura, los aromas y la elegancia de esos frutos. Así, su chocolate 1ere Cru Plantation comienza con estimulantes tonos de regaliz que dan paso a frutos rojos maduros y terminan en un largo recuerdo de olivas, pasas, orejones. En la misma línea está su Amer, con 72 % de cacao y recuerdo de vainilla y caña de azúcar y el Amargo de 99% de cacao con aroma de flor de azahar, en tabletitas de 30 grs. Un goloso capricho. Pero, antes del dulce, un bocado para conjurar los primeros fríos. Una novedad en Club de Gourmets que llega de Corella (Navarra) para facilitar la cocida y complacer el paladar. Es una estupenda receta de rabo de vacuno estofado, con su zanahoria, sus cebollitas, una pizca de ajo y de tomate, buen aceite de oliva y especias comedidas, como en los guisos de madre, sin conservantes ni otros aditivos. Viene en latas de 800 grs., marca Mi Conserva, y los productores recomiendan servirlo como toda la vida, acompañado de patatas recién fritas en dados gordos. Pero como fondo de despensa admite mucho más juego, por ejemplo rellenar empanadas o empanadillas, componer tartaletas o volovanes de hojaldre o saquitos con pasta brick, la que allí se encuentra refrigerada, en su punto. Un buqué inolvidable Dehesa del Carrizal apareció en el mercado en 1993, con un monovarietal de Cabernet Sauvignon plantado a 900 metros de altitud. La iniciativa surge de Ignacio de Miguel, enólogo de la bodega, quién defendía la posibilidad de elaborar un buen vino fuera de las grandes denominaciones. Situado en plenos Montes de Toledo, una zona sin tradición vinícola, nace este vino que muy pronto se situaría entre los más destacados de Castilla-La Mancha. Maduro, refinado y complejo, este Cabernet acompaña platos de caza, tal como viene demostrando el propio enólogo, gran entusiasta y aficionado al deporte cinegético y su compleja gastronomía. P.V.P. 11,75 e. Viña Lorea es un fiel reflejo de la línea clásica que elabora para el Corte Inglés la bodega CVNE, pero acorde con los nuevos gustos del consumidor. El emblema de la bodega es su Tinto Imperial, marca que nació en 1918 y que pronto tomaría la máxima posición entre los Riojas. Lorea, que en vasco significa flor, intenta atrapar esa frescura y esa alegría con la variedad Tempranillo como mayoritaria, ciñéndose perfectamente al paladar esperado, complejo, frutoso, de paso fino y suave que acaricia el paladar y perdura con elegancia. Se recomienda tomarlo a 18º C en copa amplia para disfrutar de un magnífico buqué que no tarda en formarse. P.V.P. 17,88 E.