- Redacción
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- 2018-12-14 00:00:00
Los incitadores reyes de la Nochebuena son una exquisita reminiscencia de los oscuros tiempos de abstinencia cristiana.
E l ayuno y la abstinencia son enemigos históricos de aquellos que amamos los placeres terrenales... salvo alguna señalada excepción. ¡Y qué excepción esta! La Nochebuena que precede a la santísima Navidad llevaba consigo la penitencia cristiana de comer una sola vez al día. Con moderación, por supuesto, y sin nada de carne. Esa frugal colación de vigilia abría las puertas del cielo a los creyentes, que acudían hambrientos a la Misa del Gallo; pero con la motivadora promesa del resopón de Navidad, auténtico paraíso terrenal. Al llegar la medianoche, la obligación de ayuno y abstinencia desaparecía, y se volvía a cenar (en esta ocasión, sin poner límites a la voracidad). Cada familia lo hacía en función de sus posibilidades: hay quienes se decantaban por el dulce, y quienes veneraban los frutos del reino de los mares. Y así, entre letanías y hambres encendidas, el marisco conquistó las mesas de cristianos y descreídos. Y lo hizo adquiriendo diversas (y fascinantes) formas: las ostras, con su sugerente textura y su explosivo sabor a mar (las de la foto son de El Refugio, en Oleiros –A Coruña–); los salvajes y retorcidos percebes, tan singulares y codiciados; los democráticos langostinos, pequeños y adictivos noctámbulos; las sublimes cigalas, con su carne prieta y delicada; las almejas y la deliciosa musicalidad que las acompaña; los bogavantes, de alma depredadora y aroma insuperable; el centollo, con su amenazante aspecto y su exquisito gusto; las nécoras, de recia suculencia; las populares gambas, con su traviesa jugosidad... Todos ellos, aguerridos y complejos, yodados hijos de mares embravecidas, con su aspecto extraño, más propio de otros tiempos u otros mundos. La exuberancia aromática de tan extravagantes criaturas nubla las reminiscencias de aquellas épocas en las que su bella rareza era un símbolo de penitencia. En España, el fin de la edad oscura y sus prohibiciones transformó aquel esperado resopón en la cena más opípara del año.
Ramón Canals Reserva Numerada 2015
Bodega Canals Canals
D.O.P. Cava
www.canalscanals.com
Xarel·lo, Macabeo, Parellada
Consumo: 8 ºC | PVP: 9,95 €
Ofrecemos esta propuesta porque nos ha gustado cómo los sabores del cava se integran en el sugerente bocado sin restarle protagonismo. Mantiene un equilibrio soportado por su fina burbuja y su recorrido fresco y sabroso. Estas son las claves para que la armonía funcione.
Puerta Santa 2017
Adegas Morgadío
D.O.P. Rías Baixas
www.campante.com
Albariño
Consumo: 10 ºC | PVP: 10 €
Este Albariño joven y bien armado en aromas de cítricos, herbáceos y toques anisados sintoniza con el despliegue de matices marinos. La revitalizadora frescura del trago resulta ser la aliada perfecta para la suave textura de la ostra. El final es un aunténtico festival de sensaciones.