- Redacción
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- 2018-12-14 00:00:00
De jugoso protagonista en los banquetes de los nobles medievales a sublime (y democrático) símbolo gastronómico de Castilla.
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existe un manjar capaz de poner de acuerdo a un país tan dado a
discutir apasionadamente, ese es el cochinillo castellano. Hay pocos
platos más sublimes que un cochinillo asado al horno lentamente, con su
piel dorada y crujiente y la carne sabrosa y jugosa hasta el extremo,
tan tierna que parece mantequilla. El cochinillo asado cuenta con tantos
adeptos que tiene su propio Día Mundial –el 18 de diciembre– y el de
Segovia (el más famoso del mundo) va camino de convertirse en Bien de
Interés Cultural. La particularidad de estos pequeños y excelsos
cerditos es que tienen 21 días, pesan entre 4,5 y 6,5 kilos y se han
alimentado a base de leche materna. Aunque en el Imperio Romano no
prestaban atención a estas consideraciones, es a ellos a quienes debemos
tan preciado y exquisito legado gastronómico. Entonces, también se
asaba al horno despacio, cocinado tan solo con agua y sal, una tradición
que se popularizó entre la nobleza castellana durante la Edad Media,
donde no se concebía un banquete sin cochinillo. En la Segovia medieval,
bastión histórico de este glorioso bocado, el cochinillo marcaba la
diferencia entre los cristianos viejos y los conversos (la religión
judía prohíbe el cerdo); y entre la nobleza y los plebeyos (que comían
oveja). La ciudad en la que Isabel fue coronada reina de Castilla
también vio caer al noble portugués Álvaro de Braganza y Castro por un
(fatal) antojo de cochinillo. Se dice que vio a una mujer con uno y se
encaprichó. Él se negó a pagarlo, así que aquella mujer le lanzó un
sortilegio mortal... Leyendas aparte, sabemos que el impulso definitivo
de este plato llegó en la segunda mitad del siglo XX, cuando se
convirtió en la atracción de las tabernas y mesones de Segovia y Madrid.
Hoy en día, despierta las mismas pasiones que antaño, y es un
imprescindible en las cenas navideñas. El de la foto es una creativa
versión de Cocinandos (León): carré de cochinillo al vacío con chutney
de trompetas de los muertos y frutos rojos.
Bisiesto Crianza 2013
Bodega Soledad
D.O.P. Uclés
www.bodegasoledad.com
Tempranillo
Sorprende este Tempranillo de Uclés por la entereza de sus formas y por la complejidad que toma con el tiempo. Dos virtudes que casan bien con el bocado crujiente, tierno y jugoso. El cuerpo que mantiene el vino funciona muy bien con la textura del animal. Es todo un acierto.
Alejairén Crianza 2015
Bodega El Vínculo
D.O.P. La Mancha
www.elvinculo.com
Airén
Consumo: 12 ºC | PVP: 13,7 €
Este blanco manchego con crianza da la talla ante el sabroso bocado. Y todo esto es posible debido a la complejidad desplegada en forma de matices especiados, de ebanistería, ahumados y algún torrefacto que a pesar del tiempo aún se aprecia. La estructura hace el resto.