- Laura López Altares, Antonio Candelas
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- 2021-09-29 00:00:00
La enigmática calabaza, protagonista de rituales paganos y leyendas sobrenaturales, es la estrella de esta crema sabrosa y reconfortante que mantendrá a los espíritus rebeldes a raya.... pero también a otros males otoñales como el estrés y la nostalgia.
Magia pagana, fuegos protectores, rostros fantasmales, puertas entreabiertas a otro mundo, leyendas escalofriantes... La calabaza es el símbolo de la fascinante noche de Halloween, que tiene su origen en el Samhain de los pueblos celtas. En esta gran celebración, que marcaba el fin de la cosecha y el principio de la estación oscura –y del Año Nuevo celta–, agradecían a la tierra y sus dioses antiguos los frutos recibidos, preparaban banquetes en los que reservaban asiento y comida para sus ancestros difuntos, y encendían hogueras para guiarlos a casa y alejar a los malos espíritus.
El fuego sigue siendo el centelleante faro de esa noche mágica donde la frontera entre el reino de los vivos y el de los muertos se desdibuja, iluminada por calabazas en llamas conocidas como Jack-o'-lanterns –en honor a Stingy Jack, aquel irlandés pendenciero que engañó al diablo dos veces y pasó la eternidad vagando por la Tierra, alumbrado por una brasa incandescente metida dentro de un nabo–. Cuando los irlandeses emigraron a Estados Unidos, el fogoso nabo de mil rostros se convirtió en calabaza... y ella en la reina oscura de todos nuestros otoños.
Rica en vitamina C, potasio, betacaroteno –precursor de la vitamina A– y fuente de triptófano –la serotonina se segrega a partir de este aminoácido, que se concentra en sus pipas–, no solo nos protege de las almas perdidas; también tiene poderes antioxidantes y relajantes. Aunque se puede cocinar de muchas formas (asada, en risotto, lasaña, croquetas, bizcochos, etc.), hemos escogido una reconfortante y sabrosa crema que podéis preparar con cebolla, puerro, ajo, nuez moscada, jengibre y lácteos (leche, yogur o nata... y queso). Con beicon o jamón le daréis un punto crujiente; otoñal si se añaden setas, frutos secos o trufa; e incluso exótico con una pizca de curry, chile o miso.
Mureda Cuvée Reserva Brut Nature 2018
Mureda
D.O.P. Valdepeñas
www.mureda.es
Airén
Confieso que a cada candidato propuesto para nuestra adorable calabaza en forma de crema, la intriga iba en aumento. Este sorprendente espumoso de Airén nos ha gustado porque su parte frutal, la finura de la burbuja y los detalles tostados de la segunda fermentación en botella se manejan muy bien entre texturas cremosas y sabores que sugieren otoño y recogimiento.
Envero de Doblas 2020
Bodegas Doblas
D.O.P. Montilla - Moriles
www.bodegasdoblas.com
Pedro Ximénez
Cada vez más, las bodegas montillanas apuestan por los tradicionales vinos de tinaja. Por su viveza, amabilidad y porque tienen la capacidad de enseñar de una manera sencilla las cualidades de su uva reina y de los suelos que allí se dan. Con la hortaliza naranja va muy bien porque su frescura aporta fluidez a la armonía y hace que los prudentes toques calizos del vino armonicen con el punto dulce de la crema.
Alex Rosado 2020
Alex Viñedos de Calidad
D.O.P. Navarra
www.vinosalex.com
Garnacha
Como habréis podido observar, continuamos con vinos de perfil fresco aunque aquí hayamos variado de color. Esta Garnacha aporta además una parte frutal y de golosina que se encuentra muy cómoda con cualquier toque especiado o de finas hierbas que pueda acompañar a la crema. Podríamos decir que es un comodín que se adapta a la creatividad de nuestras recetas.
Palomo Cojo fermentado en barrica 2020
Unesdi
D.O.P. Rueda
www.unesdi.com
Verdejo
La personalidad que destila este Verdejo hace que quizá sea la opción más completa por cómo gestiona las texturas y los sabores. La parte herbácea crea un espacio de matices muy interesantes. Además, estos aromas y sabores, junto con las notas cremosas de la barrica, participan en la construcción de una sensación golosa imprescindible para que la armonía funcione.