- Antonio Candelas, Laura López Altares, Foto: Pixel-Shot / AdobeStock
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- 2024-12-16 00:00:00
Al pensar en las galletitas de jengibre es inevitable recordar al adorable personaje de 'Shrek'. Pero siglos antes de que se le diera esta simpática forma, en los monasterios europeos ya se elaboraba el 'gingerbread', o pan de jengibre, una suerte de bizcocho especiado que acompañaban con vino y que dio origen a otras ricas recetas navideñas.
Con cada guiño que nos recuerda que el invierno se acerca –las mantas arremolinadas en el sofá, la decoración navideña que irrumpió en todas las tiendas el día después de Halloween–, nos van apeteciendo más y más esos placeres culpables que se aceleran con el frío: pelis como Love Actually, Harry Potter, The Holiday... ¡o las galletas de jengibre!
Resulta que el gingerbread tiene una historia curiosísima: se dice que los cruzados introdujeron el jengibre en Europa en el siglo X y, según recogen Max Miller y Ann Volkwein en el libro Tasting History, el monje armenio Gregory de Nicópolis fue el primero en preparar pan de jengibre para los monjes de Bondaroy (Francia) en el año 992. Sugieren que aquella receta primigenia era un sabroso bizcocho especiado, origen de otras deliciosas recetas como las galletas o las casitas de jengibre.
En las ferias medievales de Francia e Inglaterra, los caballeros recibían una especie de panecillos de jengibre con diferentes formas –fairings– como talismán y, durante siglos, el consumo de los fairings se asoció a las ferias y también a la (buena) suerte.
Los monjes de Ulm y Núremberg (Alemania) empezaron a preparar su lebkuchen en el siglo XIII, mientras que en el XV se cocinaban panes especiados en los hogares más prósperos de Inglaterra (los únicos que tenían acceso a las especias), aunque entonces se elaboraban con pan rallado, miel, azafrán, pimienta y canela. Cuentan los chefs Albert Adrià y David Gil en Candy. Los postres de elBarri que empezaron a popularizarse con la democratización de las especias y que un producto similar se pudo utilizar como ofrenda hace miles de años en Egipto y Grecia.
Aunque casi todas las teorías sitúan la raíz de las míticas galletas de jengibre con forma de hombrecito en la Inglaterra del XVII: ¡una invención navideña de la mismísima reina Isabel I!
Alegría de Tharsys
Pago de Tharsys
www.pagodetharsys.com
D.O.P Cava
Chardonnay
Este bocado tan navideño forma parte del picoteo dulce de sobremesas interminables donde el vino debe estar siempre presente. Hemos empezado por sugerir este cava dulce que nos seduce desde el principio por su intenisdad de aromas de frutas de hueso. El toque dulce está bien equilibrado con el poder refrescante de la burbuja y su buena acidez. Ideal para tardes desenfadadas.
Llopart Ex·Vite Brut 2014
Llopart
www.llopart.com
Corpinnat
Xarel·lo, Macabeo
Cambiamos de tercio con este espumoso de mayor complejidad y registros aromáticos que os brindará tardes inolvidables. Sus 96 meses de crianza en rima crean una maravillosa y delicada trama de matices: hojas secas, pan tostado, especias, finas hierbas, heno. Fino en boca, fresco, vibrante, con una cremosidad excepcional. La amabilidad del bocado encaja en su condición de brut.
PX Néctar
González Byass
www.tiopepe.es
D.O.P. Jerez
Pedro Ximénez
El mundo del generoso dulce es inabarcable para los postres y momentos de diálogo. Hemos querido empezar con este PX de una densidad y concentración de matices enorme. Desde los especiados como el clavo, la canela o el anís estrellado, hasta los tostados y de fruta escarchada pasando por el chocolate. Su persistencia hace que cualquier bocado dulce perdure en el recuerdo.
Lustau Añada 1995
Lustau
www.lustau.es
D.O.P. Jerez
Palomino
Para acabar, este dulce de añada procedente de una crianza estática y oxidativa. Notas de turrón, caramelo, uvas pasas, praliné o especias. Una auténtica delicia. Sedoso en boca, concentrado, de una salinidad maravillosa. Largo, soberbio. Una auténtica delicia. La parte oxidativa crea una complejidad única. El conjunto es maravilloso, pero el posgusto es difícil de igualar.