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Para Santos Martín, médico antroposófico, estamos tan alejados de la naturaleza que desconocemos mínimamente qué se produce en cada época del año y ese es el gran pecado del que se aprovecha la producción agroindustrial. Sin embargo, en la granja ecológica BioCarrolo, Fuente Palmera (Sevilla), la familia Adame, agricultores desde hace más de tres generaciones, está empeñada en hacer felices a sus 2.000 gallinas. Con este reto, defiende la ganadería ecológica, método productivo que, en cambio, está íntimamente ligado a la tierra, permitiendo que los animales puedan realizar todas sus funciones de forma natural, desarrollando una actividad encaminada a la calidad más que a la cantidad.
Autóctonas y en libertad
Con este sistema, las gallinas ecológicas, a lo largo de su vida productiva, llegan a poner unos 180 huevos al año, un centenar menos de los que pone una gallina criada en jaula. Proceden de razas autóctonas que están mejor adaptadas a la comarca y, por tanto, son más resistentes a las enfermedades. Cuando llegan, durante los cuatro primeros días permanecen encerradas, para que aprendan a poner los huevos siempre en el mismo lugar. Pero, a partir de este momento, se les permite salir y moverse en libertad por un espacio en el que pueden habitar hasta 200 de cualquier otra granja convencional.
Unión de agricultura y ganadería
La alimentación es otro de los requisitos fundamentales para obtener la calificación ecológica: cereales de producción ecológica, maíz, trigo y cebada, a lo que se añade el alimento que ellas mismas se procuran en el campo, como hierbas o semillas, pero sobre todo insectos. De esta forma, cumplen al mismo tiempo con la función de aportar abono y defender de las plagas a los naranjos, pomelos y membrillos que tienen a su alrededor, pues el cultivo de cítricos ecológicos es otra de las actividades de la granja, unas instalaciones que suelen visitar muchas familias que encuentran también la felicidad en el campo.
Para Santos Martín, médico antroposófico, estamos tan alejados de la naturaleza que desconocemos mínimamente qué se produce en cada época del año y ese es el gran pecado del que se aprovecha la producción agroindustrial. Sin embargo, en la granja ecológica BioCarrolo, Fuente Palmera (Sevilla), la familia Adame, agricultores desde hace más de tres generaciones, está empeñada en hacer felices a sus 2.000 gallinas. Con este reto, defiende la ganadería ecológica, método productivo que, en cambio, está íntimamente ligado a la tierra, permitiendo que los animales puedan realizar todas sus funciones de forma natural, desarrollando una actividad encaminada a la calidad más que a la cantidad.
