- Redacción
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- 1999-10-01 00:00:00
Pocas regiones españolas pueden ofrecer la amplia variedad de vinos de Catalunya: dulces y secos; jóvenes y afrutados, con deliciosa aguja, tánicos y viriles; vinos blancos ligeros, frescos rosados, tintos de gran cuerpo, redondos, elegantes, delicados, etc. Catalunya posee blancos de gran calidad en Penedés; tintos magistrales en el Priorato; por no hablar de los cavas del “País del Cava”, con Sant Sadurní d’Anoia como corazón burbujeante. Y es que Catalunya es una de las zonas vitivinícolas más desarrolladas de España, con acusada personalidad que hoy se refleja en sus vinos más avanzados y audaces, como es el caso de las históricas D.O. Tarragona y la ya mencionada Priorat, donde imperaba el vino de alto grado alcohólico, licoroso, con largo envejecimiento en viejas barricas de roble, de diseño anticuado, a base de los varietales Garnacha y Cariñena procedentes de cepas muy productivas y de baja calidad. Vinos que eran una reliquia sin porvenir o buenos graneles vendidos al mejor precio. La aparición de un grupo dinámico de bodegueros ha cambiado el panorama, y hoy los tintos de estas zonas se encuentran entre los mejores del país, con la oportuna aportación de uvas nobles como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, etc. Al calor de esta renovación vitivinícola otras D.O. como Penedés, Conca de Barberà, Costers del Segre, y, últimamente, Empordà, han actualizado el proceso de elaboración de sus vinos, en una carrera hacia la calidad que tiene como ejemplo especular -y especulativo algunas veces- la fama y el prodigio de Priorato.
A todo esto se ha unido, felizmente, una buena serie de años, particularmente el magnífico 94, los muy buenos 95 y 96, y el excelente 98, sobre todo para los tintos, lo que ha permitido a Catalunya recuperar terreno frente a las zonas más dinámicas de España, hasta el extremo de situarse hoy en cabeza del país, con la mente en Europa.
Cómo extrañarse entonces de que los catalanes traten, amparados en su grado elevado de autogobierno y la reivindicación nacionalista en auge, de diferenciarse y constituirse en independiente nación enológica, que es la menos nefasta de todas las formas posibles de nación. La marca de origen Catalunya puede ser una buena plataforma comercial. Pues, buena suerte.