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Lo general no quita lo valiente

  • Redacción
  • 2003-10-01 00:00:00

Pocas regiones autónomas españolas ofrecen tan amplia variedad de vinos como Cataluña. El consumidor los puede encontrar para todos los gustos, desde los dulces a los secos; desde los jóvenes y afrutados, con deliciosa aguja, a los tánicos y viriles. Aquí se elaboran blancos de gran calidad en Penedés, Alella o Terra Alta; tintos magistrales como los de Priorato, Tarragona, Montsant, Empurdan, Conca de Barberá o Costers del Segre. Y es que Cataluña es una de las zonas vitivinícolas más completas y desarrolladas de España, de acusada personalidad, que hoy se refleja en sus vinos más avanzados y audaces. Cómo extrañarse entonces de que los catalanes traten, amparados en su grado elevado de autogobierno y la reivindicación autonomista en auge, de diferenciarse y constituirse en independiente Denominación de Origen enológica. Aquí se han juntado los intereses políticos y su carga de ensoñación romántica, con los más pragmáticos de los grandes bodegueros que ven en la marca de origen Catalunya una buena plataforma comercial. Razones no faltan; por ejemplo, la posibilidad de vender los excedentes vínicos con el valor añadido de una DO, y no como el desprestigiado nombre de “Vino de Mesa”. Otra razón, no menos importante, es la de poder utilizar para las marcas prestigiosas los mejores vinos de distintas zonas catalanas, y así facilitar su penetración en los mercados, particularmente internacionales, a precios competitivos. Se trata de no limitar la producción por falta de materia prima y atender debidamente la creciente demanda mundial de determinados tipos de vinos, con una imagen consolidada y muy estimados, como es el caso de “Sangre de Toro”, necesitado de buenas y abundantes uvas de Garnacha. Por otra parte, no hay que olvidar que es muy difícil para un japonés o para un norteamericano apreciar la variedad de vinos producidos por las diferentes regiones de España. Normalmente se limitará, como mucho, a denominarlos vinos españoles, o identificar escasamente los grandes nombres de nuestra enología: Rioja y Jerez. La DO Catalunya permite trasladar a los consumidores de todo el mundo la diferenciación de los vinos catalanes con respecto al total de la producción española. Vinos más que estimables, de excelente relación calidad/precio. Buena suerte.

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