- Redacción
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- 2003-12-01 00:00:00
Es bien sabido, y comúnmente aceptado, que resulta imposible concebir un auténtico festín gastronómico sin el aporte imprescindible del vino. Pero no de cualquier vino. El perfecto matrimonio entre plato y bebida es esencial para el pleno goce de ambos. Pueden ser excelentes por separado y ruinosos si se realiza un mal acoplamiento. Pues bien, este saber empírico resulta imprescindible en Navidad, cuando el vino se hace fiesta y recupera su grandeza gastronómica junto a la cocina más elaborada y sabrosa. Y es que la Navidad, con sus momentos de gloria en las cenas de Nochebuena y Nochevieja, es la gran ocasión para degustar esa marca de vino tinto, tan elogiada a lo largo del año, conocer los prestigiosos varietales extranjeros que nos invaden, descubrir la maravilla de los blancos fermentados en barrica, asomarse al abismo aromático de los geniales generosos, recuperar el viejo y entrañable sabor de nuestros dulces magistrales. Es el tiempo del vino como protagonista inexcusable de la comida o cena navideña. Sin embargo, muchas veces, más atentos a la comida que a la bebida, pueden originarse desagradables encontronazos: de nada sirve un excelente jamón ibérico, el mejor marisco, la sopa más delicada, los pescados más frescos, las carnes más sabrosas, o los dulces más sugestivos si no se toman con el vino adecuado. Así pues, la elección de los vinos es de suma importancia para asegurar un feliz festín navideño. Y su importancia se acrecienta si pensamos que el buen vino puede, en caso necesario, hacernos olvidar fácilmente una mala comida. A la hora de establecer las oportunas alianzas hay que fijarse no tanto en la marca como en el tipo de vino, su perfil y carácter, que siempre debe adaptarse a las necesidades del menú y los gustos particulares. Hasta aquí la teórica. Pero nada hay mejor que un buen ejemplo práctico: hemos confeccionado un menú ideal con cuatro de nuestros mejores cocineros -Ferrán Adriá, Sergi Arola, Manuel de la Osa y Martín Berasategui- y seleccionado distintos tipos de vino de acuerdo a las diferentes posibilidades que cada plato abre al mundo del maridaje. Una lección que no le dejará indiferente y donde podrá ejercer su sagrada libertad de elección. Naturalmente, si se le da bien la cocina puede realizar los platos de estos genios de los fogones. En caso contrario, tómelos como una simple sugerencia. Puedo asegurarles que con ellos tendremos una inolvidable y bien regada Navidad.