- Redacción
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- 2006-11-01 00:00:00
De buenas intenciones esta empedrado el infierno, y nadie duda de que el Ministerio de Agricultura tiene como objetivo con su propuesta de “Viñedos de España” la muy loable intención de potenciar la venta de esa gama de vinos no amparados por Denominación de Origen. Desde un punto de vista estratégico la cosa parece clara. Hay que competir en los mercados internacionales con países como Australia o Chile que ofrecen sus vinos a precios competitivos con el valor añadido de una buena imagen de país. Nuestros vinos no la tienen. Se trataría, por tanto, de dotarnos de armas comerciales para dignificar nuestra producción de vinos no amparados por denominación geográfica. Estamos hablando de unos tres millones de hectolitros acogidos a la categoría de “vinos de la tierra”, apenas un 10% del total de los vinos de mesa españoles, lejos del 70% francés, incluso del 40% portugués. “Viñedos de España” puede ser, en teoría, un buen instrumento para mejorar nuestra posición vendedora. Y así pareció entenderse en un principio. Sin embargo, pronto surgieron las dudas que, finalmente se han convertido en rechazo con argumentos de peso. En primer lugar, la norma comunitaria de etiquetado no permite indicar añada y variedad a los vinos que no tengan indicación de origen determinada. Habría que solventar esta dificultad porque es un dato que exige el consumidor de calidad. Por otra parte, la utilización de la marca España para vinos que, en teoría, no representan lo mejor de nuestra enología, puede ser un bumerang que termine afectado a los vinos acogidos a Denominación de Origen. De ahí la férrea oposición de Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV). Es una cautela muy a tener en cuenta. Porque sin la colaboración de los principales Consejos Reguladores españoles sería un suicidio aventurarse en una operación que, no lo dudemos, tiene mucho de marketing. Creemos que el tema es de suficiente envergadura como para que se inicie un dialogo multilateral entre todos los implicados con el objetivo común de vender más y mejor nuestros vinos. Porque España necesita vitalmente de la exportación. La idea de “Viñedos de España”, si se garantiza la calidad de la oferta, es buena, responde a una necesidad y busca una salida a la gran producción excedentaria de vino español. Merece una oportunidad.