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Cambiar algo para que nada cambie. El principio lampedusiano resulta de lo más apropiado para esta nueva etapa de MiVino, que iniciamos con el nuevo año de 2007. Ya ha pasado una década desde que un venturoso quince de noviembre de 1996 apareciera el primer número de nuestra revista, y es hora de renovar la publicación. Renovación que significa, fundamentalmente, potenciar lo que representa una revista gratuita especializada que nace con vocación de instrumento para la promoción responsable del consumo del vino. Un medio de difusión cultural que busca llegar al mayor número de lectores, rompiendo el estrecho margen de las revistas especializadas de venta en quisco. En este tiempo hemos logrado una difusión cercana a los 65.000 ejemplares, lo que representa una media de casi 400.000 lectores mensuales. Todo un hito en un mundo de tiradas reducidas y lectores restringidos al círculo de los iniciados. La importancia estratégica de estas cifras viene determinada por el hecho lamentable de que el consumo de vino en nuestro país es anormalmente bajo, prácticamente la mitad que el de franceses o italianos. Por eso, ampliar cada vez más el número de lectores de miVino es un objetivo que trasciende la mera satisfacción empresarial. Venturosamente, la demanda de ejemplares por restaurantes y tiendas especializadas que distribuyen MiVino entre sus clientes es cada vez mayor. Baste decir que tenemos lista de espera de establecimientos deseosos de incorporarse al cuadro de honor de nuestros distribuidores, lo que demuestra que el interés por el vino aumenta. Por todo ello, hemos subido nuestra tirada hasta los 80.000 ejemplares, con un horizonte a medio plazo de alcanzar los cien mil. Para este incremento de tirada hemos tenido que recurrir a la impresión por rotativa, lo que ha supuesto un ligero cambio de formato. Y con él, un rediseño de la revista que, conservando la mayoría de sus secciones, gana en agilidad. En resumen, algo distintos pero, en el fondo, igual que siempre.
