- Redacción
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- 2007-09-01 00:00:00
Pocos ejemplos hay tan claros de cómo la sagacidad y el buen hacer enológico pueden despertar a una zona vitivinícola histórica de su sueño de piedra, como el de Priorato, la zona de mayor impacto en el panorama español. Todo comenzó en 1981, con la llegada de René Barbier a estas históricas tierras, de abadías y conventos, y cuyos priores -de ahí el nombre- sabían del buen vino. En unión de José Luís Pérez y Carlos Pastrana, inicia la renovación de la zona, aprovechando las posibilidades de una cooperativa de viticultores. En 1992 nacen los primeros tintos que asombrarán al mundo: “Clos Martinet”, “Clos de l’Obac”, y, sobre todo, “Clos Mogador”, un prodigio no siempre bien comprendido. Es la trilogía del mejor Priorato. Años más tarde, Álvaro Palacios, un joven emprendedor de tradición riojana, creará “Clos Doffi” junto al vino más caro de España, el “L’Ermita”. Todos son tintos difíciles, escasos y caros, con cuerpo y garra, aromas intensos y complejos, cálida frutosidad (confitura de ciruelas y arándanos), sobresalientes paisajes de crianza en madera (torrefactos, pimienta verde, cedro), y un magnífico paladar: amplio, sabroso, suave, con plenitud tánica y una expresividad gusto-olfativa que necesita del tiempo para desarrollar toda su potencialidad. Auténticos vinos de terruño, porque el suelo marca claramente la diferencia, con sus fallas y numerosos pliegues que albergan una capa freática rica en agua y bien aireada. De aquí, con esmeradas elaboraciones, saldrán los nuevos prioratos: la conjunción de fuerzas tectónicas y la propia selección natural han logrado el milagro. Pero Priorato crece, se desarrolla, la demanda se dispara, y los precios los convierten en un lujo prohibitivo. Era evidente que, junto a los grandes, de escasa producción y precios prohibitivos, tenían que aparecer otros más asequibles, aunque con la misma casta escrita en la pizarra. Son, inicialmente, segundas marcas. Sin embargo, en los últimos años han aparecido nuevos prioratos de excelente factura a precios asequibles. Tal vez no tengan la grandeza de sus hermanos mayores, pero sí suficiente calidad y dignidad como para ser una opción muy respetable. El rostro asequible y amable de Priorato, una denominación de origen calificada que es capaz de premiar su plus de personalidad y singularidad con buenos precios.