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Un varietal para el futuro

  • Redacción
  • 2008-06-01 00:00:00

Es nuestro país tierra de mil contrastes, de diversidad excepcional de microclimas, un pequeño continente en el que el vino adquiere el fuerte carácter que imprime un suelo propicio y donde, con el paso del tiempo, se han asentado excelentes variedades que, fruto de la desidia, la ignorancia y el marketing mal entendido, han sido menospreciadas, cuando no lisa y llanamente sustituidas. Un ejemplo es lo ocurrido con nuestra Garnacha, uva portentosa y agradecida, pero siempre y cuando se exprima productivamente y se trate con el debido respeto vitivinícola. Vamos, que deje de ser sustento de graneles de bajo precio. Es lo que está ocurriendo tras ser redescubierta para los vinos de calidad, primero en los suelos pizarrosos del Priorat, en Aragón después y ahora en el resto de España como parte de un fenómeno que tiene a su favor el paulatino cambio en las tendencias de consumo. Los amantes del vino más exigentes ya no quieren beber “varietales”, aunque se llamen Cabernet Sauvignon o Merlot, sino vinos elaborados con uvas autóctonas que reflejen su lugar de origen, el paraje donde ha crecido la viña. Y cada vez mayor número de enólogos y bodegas buscan en la Garnacha ese vino único, original, con carácter que sólo la conjunción varietal-terruño puede ofrecer. Venturosamente nos queda todavía un viñedo oculto, fuera del tiempo, paradójicamente salvado del arranque por el abandono y la dejadez. Bendita desidia que permite a enólogos aventureros recuperar cepas centenarias de una Garnacha increíble, liberada de las habituales debilidades de los clones productivos. Vinos modernos e impecables, como exigen hoy todos los mercados. En la exhaustiva cata realizada para este número hemos apreciado el importante tirón hacia la calidad y la buena relación calidad-precio de la mayoría de los vinos elaborados con Garnacha, sola o en perfecta sintonía con otras. Vinos que llevan la rúbrica de una excelente elaboración. Ya no es sorprendente que los más conseguidos se puedan codear con los mejores de España. Bien es cierto que todavía queda un largo camino por recorrer hasta que nuestra Garnacha ocupe el lugar que le corresponde entre los mejores y más personales varietales. Pero lo ya conseguido dibuja nítidamente un prometedor futuro.

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