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Con la cercanía de las fiestas navideñas, el reflejo compulsivo del brindis se apodera de los españoles, que se ceban en los espumosos naturales elaborados por el método tradicional, que es un eufemismo del champenoise. Y así, en la vorágine consumista de la Navidad, todo el país es capaz de beberse casi el 50% de la producción de cava, y espumosos naturales parecidos, destinada al mercado nacional. Esta euforia a fecha fija se dirige, fundamentalmente, a las grandes marcas y sus productos de gama baja, generalmente cavas semisecos.
Cuestión de gustos y también de precios. En el otro extremo, una minoría selecta, que contempla con arrobo el vino de Dom Perignon, consume los Brut Nature prácticamente en exclusiva. Dos mundos que apenas se tocan. Así están, o estaban, las cosas.
Pero este panorama está cambiando vertiginosamente: hoy, casi un tercio de nuestros consumidores dirigen sus preferencias hacia el Brut, un tipo de cava que, sin ser dulce, no acaba de ser seco, ya que puede tener hasta 15 gramos de azúcar. Esta tipología de cava tiene, además, el aliciente de un precio más ajustado, lo que puede ser decisivo en tiempos de escasas alegrías económicas. Y sin que ello vaya en detrimento de la calidad. De hecho, hay cavas Brut mucho mejores que algunos Brut Nature, ya que ésta es una cuestión de gusto y no de excelencia.
Por eso, y dadas las circunstancias, nada mejor que elegir un buen cava Brut para las celebraciones navideñas. Hemos realizado una cata exhaustiva para poder ofrecer una amplia selección de los mejores y más atractivos. Porque las navidades pueden y deben ser ocasión especialmente propicia para interesarse por el este vino alegre y sonoro, de excelente relación calidad-precio, porque ejemplos hay, y muy buenos. Las sorpresas pueden ser muy agradables, porque existen marcas muy dignas, aunque poco conocidas, de jóvenes artesanos. Para ayudarle en la elección, hemos seleccionado un buen plantel de estos cavas, óptimos para beber en las fiestas sin derroche.