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A unque cada vez menos, aún existe en muchas familias la figura del pequeño de la casa. Esa personita que llega un buen día acaparando las atenciones y miradas de todos los que le rodean, adjudicando obligaciones impuestas porque sí al hermano mayor y mandando a una curiosa indiferencia, a veces ventajosa, al que pueda quedar en medio de los dos. Cada uno que se ubique donde le corresponda, pero creo que todos estamos de acuerdo en que esos pequeños, además de su llegada más o menos bien recibida por el resto de hermanos, son un motivo de alegría. Esa es la conclusión a la que hemos llegado en la curiosa cata de este mes, en la que hemos disfrutado con los hermanos pequeños de cada bodega, los cuales ayudan a definir con claridad el carácter de la casa o bien sirven para ofrecernos un soplo de aire fresco en nuestras copas. Continuamos con nuestro disfrute viajando a Uclés, una D.O. muy familiar donde cuatro bodegas bien avenidas luchan por no perder el valor del viñedo plantado en las inmediaciones de El Escorial manchego. Y como durante este mes damos carpetazo al invierno, hemos puesto nuestro primer acento primaveral en la jugosidad y frescura del fresón, sabroso bocado con el que os proponemos algunas sugerentes armonías, como las que salen de la guitarra de David Cantero del grupo Funambulista. Nuestra intrépida Laura López Altares estuvo con él y os aseguro que disfrutaréis como siempre con su ágil entrevista. En este número hemos descubierto la magnitud de la familia del vino. Allá donde hay vino, hay amistad y sentimiento de hogar porque el vino es capaz de fijar lazos tan férreos como el que existe entre hermanos.
