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Cuando era un chaval, los cursos escolares transcurrían con el anhelo de que llegara el verano para huir con la familia de la canícula que atizaba cualquier rincón de mi pueblo manchego. ¿El destino? El Mediterráneo. Hoy el anhelo permanece inalterado, pero, es curioso, mi querido Mediterráneo no es con lo que me encuentro cada vez que regreso. Quizás porque mi niñez sigue jugando en su playa, para mí el Mediterráneo es levantarme con el alba una mañana de julio para viajar en coche con mis padres y hermanos durante horas hasta llegar al destino, son mañanas enteras metidos en el agua hasta salir arrugados como pasas, es hacer un hoyo cerca de la orilla hasta encontrar agua, son siestas interminables acunado por el sonido de las chicharras, cines de verano, helados de turrón devorados en una terraza del paseo marítimo adornado con coloridas buganvillas... Así es el Mediterráneo que yo conozco, un destino acogedor, hospitalario y bellísimo para el que lo visita en verano y una tierra generosa y entrañable para el que la habita. Y como en MiVino somos muy fans de este mar que da nombre a nuestro carácter, dieta y qué se yo cuántas cosas más, hemos querido rendirle un bonito homenaje como mejor sabemos hacerlo, en forma de vino. Hemos recorrido la costa en la cata del mes y nuestra subdirectora Ana Lorente nos ha descubierto un destino de ensueño para visitar y, cómo no, para beber, el Penedès. Descansad, pasadlo en grande, vivid este verano a tope y no os olvidéis de echar en la maleta unas cuantas botellas de vino y vuestro ejemplar de MiVino. En septiembre nos vemos con las pilas cargadas y el recuerdo de un verano inolvidable.