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No sé si alguna vez habéis tenido la ocasión de observar a un experimentado jornalero de la vid en acción. Durante el tiempo que dura la recolección de la uva, es el encargado de despertar al alba a su llegada a la viña con el susurro de los avíos repartidos entre la cuadrilla. Allí, en mitad de la quietud del campo, clava sus piernas en el suelo delante de una primera línea infinita de cepas donde comienza el particular vía crucis para su espalda. Su habilidad para seleccionar y cortar racimos en tan doliente posición hace fácil uno de los trabajos más exigentes del campo. Y así, poco a poco, las pequeñas cajas que sustituyen a los antiguos capazos van llenándose con el fruto de un año que en este caso está siendo complicado. Mascarilla en ristre, gel hidroalcohólico siempre a mano y nada de compartir botijos ni tijeras. Esta es la particularidad de la campaña 2020 que está marcando su desarrollo y en la que, a tenor de cómo va transcurriendo, sin incidencias notables, podemos afirmar que el vendimiador es un tipo cumplidor en estas cuestiones. Otra cosa es el lío que este otoño envalentonado, con lluvias copiosas, está ocasionando en determinadas zonas. Pero, tranquilos, que el vendimiador pondrá todo el esfuerzo que esté en su mano para cumplir con el objetivo de todos los años: entregar en bodega una uva deseosa de convertirse en vino. Queremos desde MiVino rendir un sincero homenaje a todas las personas que en estos días doblan su espinazo con valentía en cada viña de nuestra geografía. Garnachas, viajes a tierras del norte, castillos, vinos y más vinos sirvan para poner con orgullo voz a todos aquellos que forman parte de este sector y a los que pocas veces se tiene en cuenta.
