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La supervivencia de la humanidad se debe en gran medida a la capacidad del ser humano de comunicarse. Manuel Vázquez Montalbán, en su ensayo Historia y comunicación social, defiende un concepto más evolutivo en el que esa capacidad aparece por la necesidad de establecer unos lazos comunicativos entre semejantes, siendo esta necesidad el "motor de todo tipo de codificaciones expresivas", desde las más arcaicas hasta las más sofisticadas. En la actualidad, un mantra establecido como pilar inquebrantable de esta disciplina que inunda las estrategias de comunicación es aquel que dice que lo que no se comunica no existe. Sin entrar en valoraciones sobre la información que recibimos, cierto es que hoy más que nunca estamos avasallados por mensajes de todo tipo, de lo que se deduce que cualquier industria o sector no cobrará la importancia merecida si no se apuesta por una inversión adecuada en comunicación de calidad. El sector del vino es sin duda un puntal estratégico en la agricultura de nuestro país, que, como tantos otros, está sufriendo el revés de la pandemia. Por eso, ante la tentación de descuidar la labor de comunicación hay que incrementar esfuerzos para mimar todos y cada uno de los eslabones de esta cadena de valor para que sean visibles y no quiebren ante la tensa situación que vivimos. Este año, MiVino cumple su 25º aniversario comunicando. Un tiempo a lo largo del cual el vino ha experimentado una transformación inédita y hemos estado ahí para contarlo y, por qué no decirlo, formando parte de esa revolución. Nuestra vocación nos anima a seguir contando relatos de vino en forma de interesantes catas, viajes inolvidables, historias divertidas, sorprendentes o intrigantes y algún que otro bocado que alimente vuestro interés y curiosidad, porque sin lector la comunicación sería en balde.