Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
En buena parte de "nuestra querida viña" ha comenzado el tiempo más importante del año para el bodeguero: la vendimia. Se culmina un año de duro trabajo, de miradas al cielo exhortando benevolencia a las nubes y al sol. Los nervios cunden entre los viticultores y sus cuadrillas porque quieren acertar con el momento exacto en el que la uva esté en su punto para ser recolectada. En líneas generales, no ha sido un mal año, aunque hechos puntuales, como la última ola de calor, han atosigado demasiado a las uvas de regiones cálidas. O el lamentable incendio ocurrido en Ávila, que se ha llevado por delante 22.000 hectáreas y ha afectado a un 9% del viñedo de Cebreros. Aun así, se espera que la calidad de la cosecha sea buena, aunque todavía es pronto, puesto que queda mucha campaña por delante y todo puede ocurrir. Otra señal para la esperanza son los datos que ha publicado recientemente el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) referidos a las exportaciones de los primeros cinco meses del año. Un aumento de más del 18% en valor y del 12,5% en volumen sobre el terrible 2020 indican una reactivación del mercado exterior. Tanto en esto como en la vendimia, ojalá que el tiempo confirme estos datos tranquilizadores. Como veis, hemos vuelto de las vacaciones con espíritu optimista, creyendo que siempre hay motivos para la ilusión y para seguir avanzando en nuestra inquebrantable defensa de todo el sector del vino. Por eso nos hemos ido a la increíble Galicia, nos hemos bebido Madrid, hemos alucinado con historias como las del vino en el espacio y con otros rincones más terrenales y casi olvidados donde la magia de la vid nos susurra cantos de esperanza.
