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Retomada la actividad del sector tras el parón navideño y mientras nos organizamos para asistir a los incontables y siempre interesantes actos y eventos vitícolas que se colocan casi a codazos en los días del calendario, me he detenido en ciertos datos publicados recientemente que creo conveniente mostrar para que al menos nos detengamos en ellos para saber hacia dónde nos dirigimos. Según el último informe de mercado publicado por la OIVE, la crisis energética y la presión inflacionista frenan la recuperación del consumo del vino en nuestro país. Esta caída es del 7,2% en el interanual de noviembre, cuando los primeros meses de 2022 experimentaba un robusto crecimiento. Aunque esta realidad responde a una coyuntura muy concreta, que no tiene por qué establecerse como tendencia, habrá que ver cómo evoluciona en el futuro. Entre tanto, llegó a mis manos hace unos días a través de un inquieto y reflexivo elaborador de nuestro país el informe confeccionado al otro lado del Atlántico por el Silicon Valley Bank sobre el estado del sector del vino en Estados Unidos. En este amplio informe se incide, entre otros aspectos, sobre la polarización que está experimentando la cuota de mercado de los rangos de precios de los vinos en los últimos nueve años. Mientras que la cuota de mercado de vinos ubicados en un rango de precio entre los 3 y los 6 dólares ha pasado de algo más de un 30% a no alcanzar el 20%, la categoría de vinos entre 15 y 20 dólares ha elevado su cuota en casi 7 puntos porcentuales. Una deriva interesante en los hábitos de consumo del país americano que nos tiene que hacer reflexionar sobre nuestra realidad vitícola y hacia dónde nos queremos dirigir. Utilicemos los foros sectoriales para generar confianza y certidumbre a través de la gran cantidad de información de la que disponemos.
