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Una leve sonrisa, una palabra de apoyo o una mano discreta que se acerca para acompañar. Qué sencillas son estas muestras de comunicación humana y, sin embargo, qué efecto tan fortalecedor tienen sobre las personas que las reciben. No pretendo zambullirme en concienzudas reflexiones sobre la comunicación no verbal entre las personas, simplemente considero pertinente recordar el inmenso poder que tienen los gestos para sanar nuestro estado de ánimo, reivindicar o calmar tensiones cotidianas tras conocer la bonita iniciativa propuesta por la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) prevista para el próximo 17 de junio. Basado en el brindis, uno de los gestos más universales que existen, la OIVE, aprovechando la conmemoración de su décimo aniversario, creará un enorme mural con las fotos de brindis recibidas en los próximos días a través de su web. Con esta propuesta, la Interprofesional no solo busca celebrar una década de vida, sino también destacar el valioso trabajo de las personas que forman parte de este sector. El sector vitivinícola es un pilar fundamental de la economía española, aportando el 2% del empleo nacional y generando casi 400.000 puestos de trabajo. Además, el sector vitivinícola desempeña un papel crucial en la lucha contra la despoblación rural en España. Según los datos en los últimos 20 años, la población de municipios con menos de 2.000 habitantes dedicados mayoritariamente al cultivo de la vid ha aumentado en un 35.8%, mientras que aquellos sin viñedos han visto una disminución del 9.6% en su población. Esta iniciativa celebra el pasado y presente del sector vitivinícola, pero también subraya su importancia para el futuro, demostrando cómo la viticultura contribuye al desarrollo económico y social de las zonas rurales de España. Una vez más, el gesto como medio para empatizar, apoyar y reconocer el talento.