Política sobre cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).

Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.

Configuración e información Ver Política de Cookies

Mi Vino

Vinos

CERRAR
  • FORMULARIO DE CONTACTO
  • OPUSWINE, S.L. es el responsable del tratamiento de sus datos con la finalidad de enviarles información comercial. No se cederán datos a terceros salvo obligación legal. Puede ejercer su derecho a acceder, rectificar y suprimir estos datos, así como ampliar información sobre otros derechos y protección de datos aquí.

El teletransportador

  • Redacción
  • 2013-03-01 09:00:00

Me encanta la ciencia ficción, y el mundo del vino, a veces, tiene más de ficción que de realidad. Y me fascina especialmente el teletransportador, esa máquina imaginaria que aparece en muchas películas. Me imagino entrando en una de ellas con la cabeza dando vueltas decidiendo dónde quiero ir.
En los años sesenta, la serie Star Trek utiliza el teletransportador para llevar a los tripulantes de su nave -dicen que por cuestiones de presupuesto de producción- y empezamos a soñar con materializarnos en otro lugar en unos segundos. Un universo de ciencia ficción anhelado e idealizado. ¿Quién no ha deseado llegar a un lugar en unos segundos? Estar en un nuevo espacio, bien descansados, para ver lo que allí ocurre. Si a esto le uniésemos otra de las fantasías universales, viajar a un tiempo solo imaginado o narrado, como en La máquina del tiempo, de H.G. Wells, la felicidad sería máxima.
¿A qué viene todo esto? Pues a una de las preguntas que escucho últimamente -¿y tú cómo lo ves?-, refiriéndose al futuro del sector vitícola. Y la verdad, parece que cada vez tenemos menos tiempo para ver, percibir, observar. Así que me imagino teletransportándome de un lugar a otro para no llegar asfixiada. Salvaríamos la falta de movilidad, la acumulación de eventos, la cierta irrealidad de las redes sociales, compromisos profesionales, el deseo de conocer nuevos lugares o de viajar a otros tiempos no vividos. Un viaje al futuro para observar y analizar qué nos depara en el mundo del vino, las formas y actitudes que adquirirá dentro de décadas. Porque la incertidumbre actual es mayúscula y la acumulación de acciones, como átomos revueltos en el espacio, apabulla sin saber con un mínimo de certeza si la recompensa por tanto esfuerzo y dedicación llegará. Un futuro trabajado a partir de un presente vacilante y problemático donde el sálvese quien pueda parece ser la máxima que guía las acciones.
Si pudiese, me metería en un agujero de gusano, ese atajo a través del espacio-tiempo, para adivinar cómo lo veo. Y se lo contaría a Sheldon Cooper (The Big Bang Theory), fan de la famosa saga de ciencia ficción, aunque él no beba vino.

enoturismo


gente del vino