- Redacción
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- 2000-11-01 00:00:00
Con la cercanía de las fiestas navideñas, el reflejo compulsivo del brindis se apodera de los españoles que se ceban en los espumosos naturales elaborados por el método tradicional, que es un eufemismo del “champenoise”. Y así, en la vorágine consumista de la Navidad, todo el país es capaz de beberse casi el 50% de la producción de cava y similares destinada al mercado nacional. Esta euforia va dirigida fundamentalmente a las grandes marcas y sus productos de gama baja, generalmente cavas semisecos. Cuestión de gustos y de precios. En el otro extremo, una minoría selecta, que contempla con arrobo el vino de Dom Perignon, consume los “Brut Nature” en exclusiva. Dos mundos que apenas se tocan. Así están las cosas. Pero este panorama, está cambiando: hoy, casi un tercio de nuestros consumidores dirigen sus preferencias hacia el Brut, un tipo de cava que sin ser dulce, no acaba de ser seco. Tiene este espumoso la magia de la que carecen sus mayores Extra Brut y Brut Nature: es el “licor de expedición”, pequeña porción de líquido que hay que añadir cuando se degüella la botella para eliminar las lías de la segunda fermentación. Un pequeño vacío en el que cabe toda la grandeza de un vino espumoso de autor. En ese momento se puede añadir azúcar, vino, y quedarse tan tranquilo. Pero también puede aprovecharse la merma para integrar en la botella un mundo sutil de aromas, aportar un toque maestro de delicados sabores, el soplo de la inspiración enológica al servicio del arte. Entonces no sólo tendremos un espumoso natural más amable, más cosmopolita, sino un vino infinitamente más rico en matices. Esta es la “grandeur” de los champañas que hoy también traemos a nuestras páginas junto a una amplia selección de los mejores vinos espumosos naturales, de método tradicional.
Unos y otros, Brut y Brut Nature, conforman el grueso de nuestra cata: más de 60 vinos para todos los gustos, pues esta es bebida muy personal, y la alegría, su verdadero objetivo, lo que simplifica bastante las cosas, Naturalmente, la inmensa mayoría son cavas catalanes, porque es aquí donde el arte del espumoso natural adquiere mayor enjundia. No olvidemos que Catalunya, ella sola, es responsable del 90% del cava que se elabora en España. Y que, después de Champagne, el cava es el segundo vendedor mundial de este tipo de vinos; incluso por delante de la región francesa en algunos países como EE.UU.
Cavas, pues, acompañados por espumosos naturales de otras zonas vitivinícolas españolas como Bierzo o Rueda, y una representación de alemanes y chilenos, todos ejemplo de la recuperación del buen gusto, lo que ocurre cuando las burbujas te llevan suavemente al paraíso.