- Redacción
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- 2007-05-01 00:00:00
Lo que la naturaleza tardó millones de años en cambiar, el hombre en un solo siglo lo ha destrozado. El calentamiento global es irreversible y continuará durante décadas, quizás siglos, aunque cesaran ahora mismo las emisiones de CO2 a la atmósfera. España, por sus características geográficas, es uno de los países más vulnerable a este cambio. Según un informe sobre Escenarios Climáticos del Ministerio de Medio Ambiente se prevé un aumento de las temperaturas máximas anuales de hasta 3º C desde 2011 hasta 2040. Los termómetros seguirán subiendo conforme avance el siglo para alcanzar hasta 5 grados de aumento en 2070, y dos grados más a final de siglo. Las consecuencias de esta alteración ya repercuten en infinidad de aspectos de nuestra vida cotidiana (inundaciones, tornados, huracanes, olas de calor, incendios, enfermedades...). Los efectos negativos afectarán a muchos sectores, pero quizás la agricultura, a merced directa de todas las inclemencias climáticas venideras, será uno de las que más sufra. La incidencia sobre viticultura es ya palpable y plantea asumir diversos retos para adaptarse y sobrevivir. «Lo que no podemos hacer es resignarnos, rendirnos. Hay que empezar a actuar», afirma Fernando Zamora Marín. Ahora qu el vino español empieza verdaderamente a triunfar, que hemos aprendido a hacer las cosas muy bien y a plantarles cara a nuestros vecinos del norte, viene el cambio climático y lo trastoca todo. Los favocerecidos son la Champaña y la Borgoña, al igual que otras zonas como el valle del Rhin en Alemania, donde existen parámetros climáticos que les permiten elaborar tintos de calidad. Incluso en el sur de Inglaterra están plantando viñas. Aunque todos los países del mundo cumplieran los acuerdos establecidos en el Protocolo de Kyoto, algunas consecuencias parecen inevitables. ¿Llegaremos a elaborar vinos totalmente distintos a los actuales, con otros parámetros de calidad? Quizás sean mejores. El vino es el único producto de origen agrícola que es mejor ahora que hace 10 ó 20 años. Esto se ha conseguido con conocimiento. Este pequeño cambio climático que hemos sufrido hasta el momento ha beneficiado a la maduración de la uva. Pero a partir de ahora será al revés. Tendremos que aguzar el ingenio, utilizar diversas herramientas y métodos que están a disposición de todos, solo hay que estudiarlos mejor, y algunos, legalizarlos. Fernando Zamora Marín Es decano y profesor en la Facultad de Enología de Tarragona, de la Universidad Rovira y Virgilli, una de las más prestigiosas del mundo.