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Un estudio sobre impacto medioambiental y ciclo de vida de los embalajes de vino, realizado a finales de 2010 en los Países Nórdicos y en el que participó Smurfit Kappa junto con distribuidores de bebidas alcohólicas de Suecia y Noruega, concluye con un excelente posicionamiento medioambiental del bag-in-box. El informe parte del análisis de cinco envases distintos: Botellas PET, botellas de vidrio, envases de cartón y bag-in-box, y concluye que un envase bag-in-box de tres litros de capacidad tiene una huella de carbono cinco veces menor que una botella de cristal.