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Añada 2000: Camino de convertirse en legendaria

  • Redacción
  • 2002-11-01 00:00:00

Con unanimidad poco frecuente, esta primavera las Casas de vino de Oporto de renombre han declarado Vintage, es decir, oporto de añada, al de 2000. Si bien sus críticos, en un principio, lo adscribieron sobre todo al sonido mágico de la cifra 2000, que prometía negocios lucrativos, ahora las primeras degustaciones de los vinos recién embotellados han demostrado que el Vintage 2000 efectivamente pertenece a los grandes de los últimos cien años. Debe clasificarse por encima de los también excelentes años 1994 y 1997, y posiblemente este año 2000 esté al nivel de los legendarios Vintage 1908, 1912, 1927, 1945, 1948, 1963 y 1970. Con ofertas en primeur de entre 60 y 100 €, el año 2000 se sitúa claramente por encima de los Vintages anteriores, aunque esto parece justificado a la vista del enorme potencial de maduración y desarrollo de estos vinos (de 30 a 100 años), si los comparamos con los siempre astronómicos precios de los crus superiores del año 2000 de Burdeos. En cualquier caso, podría merecer la pena invertir ahora en el Vintage 2000, pues parece seguro que, a medio plazo, sus precios se duplicarán o incluso triplicarán. El año 2000 en el Douro viene definido por una época de floración húmeda y fresca, anticipando ya desde muy pronto una cosecha escasa. El verano, cálido y seco, y una vendimia tardía concentraron extraordinariamente la uva. El volumen de cosecha en los viñedos superiores se ha situado aproximadamente en un 15% por debajo de la media imperante desde hace muchos años. Regreso a las virtudes tradicionales En lo que respecta al carácter del vino, los muy estructurados y concentrados del Vintage 2000 claramente se sitúan en un polo opuesto a los vinos de la cosecha de 1997, opulentos, con mucha fruta madura, que se pueden beber desde muy pronto. Muchos ven en el Vintage 1997 un «año californiano» con concesiones perceptibles al estilo americano que, marcado por el «espíritu de la época», exige a los vinos una madurez temprana. Pero ahora ha quedado demostrado que la accesibilidad de muchos vinos del 97, de fruta evidente, no ha de adscribirse a las innovaciones en el viñedo y la bodega, sino que más bien se trata de una característica de esta añada. En cualquier caso, la cosecha de 2000 encarna de nuevo aquella virtud tradicional del Vintage en la que se funden concentración y elegancia al máximo nivel. No hay mejor ejemplo que el Quinta do Vesuvio de la Casa Symington para poner de manifiesto la diferencia entre las cosechas de 1997 y 2000. Si el del 97 ya resultaba espléndido para beber poco después del embotellado por su extraordinaria concentración de fruta con aromas de grosella negra, frambuesa y ciruela, y sus taninos tremendamente maduros y suaves, ahora el Quinta do Vesuvio de 2000 presenta una estructura tánica tangible. Sin duda este vino está concebido para una larga maduración en botella. Monumentos de calibre similar son los excelentes vinos de la Quinta do Noval y de Taylor Fladgate. Con la elegancia del Riesling La paleta de Vintages de la familia Symington es de altísimo nivel. Junto al Vesuvio, convencen sobre todo el Dow’s y el Graham’s. Para hacer este último han sido utilizadas por primera vez de manera extensiva los recientemente desarrollados lagares-robot, que imitan a la perfección el pisado de la uva tradicional con los pies. Un 60% de la uva seleccionada ha sido elaborada con esta técnica revolucionaria. También era poco habitual para Graham’s el incremento de las variedades Touriga francesa y Touriga nacional de la Quinta Vila Velha, además de selecciones de cepas viejas del viñedo Malhadas en el Douro superior. Entre las estrellas de los Vintages de 2000 se cuenta también, una vez más, el de Dirk van der Niepoort. Éste cree haber realizado por primera vez con el año 2000 su concepto ideal de un oporto de añada, como lo eran hasta ahora, en su opinión, los excesivos, muy maduros y altamente concentrados del 45. «Quería empaquetar en este Vintage un máximo absoluto de fruta, tanino, acidez y abocado, y añadirle la elegancia de un Riesling del Mosela. Cuando cato el vino, ahora que está embotellado, considero que, en verdad, nos hemos acercado bastante a esta meta», dice. Que las Casas de mayor renombre como Taylor’s, Noval, Fonseca, Graham’s o Niepoort produjeran algo extraordinario con la cosecha de 2000 era de esperar. Pero también demuestran una afortunada calidad, por ejemplo, los Vintages de Ferreira y de la Casa Sandeman, que desde hace poco navega bajo la misma firma (Sogrape), y que ha conseguido un excelente «Classic Vintage».

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